"El silencio es siempre el mejor aliado de los intérpretes"

javier perianes. pianista

El intérprete onubense, Premio Nacional de Música 2012, actúa junto a la OCG este fin de semana en el Auditorio Manuel de Falla

El pianista Javier Perianes (Nerva, 1978), en una imagen promocional. / G. H.y
Pablo Bujalance

03 de febrero 2017 - 02:37

-A estas alturas, ¿concibe la interpretación de un recital como un oficio distinto de la actuación como solista con una orquesta?

-En realidad habría que hablar de distintos oficios: el de intérprete de recitales, el de solista con orquestas sinfónicas, el de intérprete con grupos de cámara y también el de pianista de recitales líricos. Es cierto que cuando haces un recital tú solo no tienes que estar pendiente de una orquesta, ni de otros músicos, ni de cuándo entra el violín por aquí u otro instrumento por allá. Todo depende exclusivamente de ti. Pero donde todo esto se convierte en el mismo oficio es en la exigencia, en la responsabilidad, la entrega, la visión y también la formación, porque siempre son las mismas a la hora de tocar sea cual sea el formato. Ahí no hay distinciones, uno es el mismo músico en todos los casos.

-¿Es el silencio el mejor compañero de viaje en los recitales?

-El silencio es el mejor aliado de los intérpretes. Su cómplice más fiable. Y también lo es del público.

-Una pregunta delicada: ¿En qué cree que debe mejorar usted como pianista?

-Siempre se puede mejorar en todo. Puedo ser un pianista mucho mejor de lo que soy, ya sea desde un punto de vista técnico o desde cualquier otro. Pero para eso disponemos de un juez supremo que es el tiempo. No hay dictamen más fiable que el suyo. El tiempo nos permite mejorar a todos, en lo personal y en lo profesional. Lo importante es aprovechar las oportunidades que te brinda. Uno es el mejor amigo de uno mismo, aunque también el peor enemigo; pero el tiempo es el que te permite ir aceptándote poco a poco tal cual eres, con tus limitaciones.

-¿Qué registro cree que le queda más pendiente en su trayectoria? ¿Tal vez el del siglo XX?

-Bueno, justo vengo de interpretar a Bartók con la Filarmónica de Berlín y la dirección de Pablo Heras-Casado. Es decir, me pillas rebosante de siglo XX. Lo que sucede es que me ahora meto de lleno en el mundo de Schubert y cuando salga al Auditorio del Museo Picasso a tocar sus obras me parecerá que han pasado meses desde que me metí en el mundo de Bartók. Esto funciona así, de modo que en realidad no echo de menos un periodo ni un compositor en concreto, porque siempre ando metido de lleno en un mundo bien definido. En su momento también hice lo propio con Ligeti. No, no siento una deuda pendiente con el siglo XX, ni mucho menos.

-¿A qué se debe el éxito de toda una generación de intérpretes españoles en el mundo? ¿Es fruto de la mera casualidad?

-No, en absoluto. Este éxito es la consecuencia directa de un esfuerzo que hace unos veinte años España invirtió en cultura. Gracias a aquella inversión se crearon orquestas, se abrieron conservatorios y se creó un background que permitió a mucha gente salir a estudiar música al extranjero para regresar después con mucho aprendido y mucho talento para poner en juego. Toda esta atención que se puso en la formación explica que hoy haya destacados solistas españoles en prácticamente todas las grandes orquestas del mundo. Después, con la crisis, todo este esfuerzo se frenó en seco. ¿Significa esto que dentro de veinte años habrá que darlo todo por perdido? Hay que ser cautos. En España ha habido siempre grandes solistas, incluso con todo en contra. Pero hay que ser conscientes de que esa posible nueva tradición que empezó a gestarse en España hace veinte años corre el riesgo de verse truncada.

-¿Qué pianista le gustaría ser dentro de, un poner, treinta años?

-Un pianista que siga desarrollando el entusiasmo, la devoción y la entrega. Alguien que siga creciendo y evolucionando.

-¿Algún modelo?

-Justo ahora estoy leyendo aquí en el tren el libro sobre Alicia de Larrocha que ha escrito Mónica Pagés. No sería un mal ejemplo a seguir. Pero mi capacidad de admiración es infinita.

Un viaje a la época de esplendor de Mozart

El primer fin de semana de febrero la OCG abre su programación nada menos que con uno de los intérpretes clave y más internacionales de nuestro piano español. El onubense Javier Perianes trasladará al espectador al periodo en que Mozart se encuentra viviendo en la ciudad cuna del clasicismo, Viena.En concreto, abordará algunas de sus obras de mayor renombre de su catálogo pianístico en el periodo comprendido entre los años 1784 a 1786. Los conciertos número 21, K467 y núm. 23, K488, compuestos en este periodo, son dos de las mejores muestras del dominio de Mozart.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último