Sira Hernández: "Mi música parte de las emociones"

Mapa de Músicas | Sira Hernández. Pianista y compositora

La pianista y compositora Sira Hernández (Barcelona, 1959) publica en el sello Neos su tercer álbum consecutivo dedicado a su propia música

La pianista y compositora barcelonesa Sira Hernández
La pianista y compositora barcelonesa Sira Hernández / Ramiro_E
Pablo J. Vayón

11 de mayo 2025 - 06:15

Aunque nació en Barcelona en 1959, Sira Hernández se formó musicalmente en Turín, adonde se trasladó con su familia cuando tenía apenas cuatro años. Fue allí, en el Conservatorio Giuseppe Verdi, donde comenzó su carrera musical, rodeada de un ambiente de alta exigencia pero también de apertura y experimentación, con una intensa vida de intercambio entre estudiantes de distintas disciplinas. “Estábamos prácticamente todo el día en el conservatorio: los estudios generales estaban integrados con los musicales, y eso generaba una convivencia muy fértil entre alumnos de piano, composición, flauta, violín…”. A los 24 años volvió a Barcelona, donde consolidó su carrera como pianista. En los últimos años, sin embargo, ha dado un giro hacia la composición, una vocación presente desde su adolescencia que ahora cobra un protagonismo decisivo. Su nuevo disco, Hymns to the Hope, editado por el sello alemán Neos, especializado en música contemporánea, confirma –después de Initiation to the Shadow (Naxos, 2020) y Tre Impressioni sulla Divina Commedia (Sony, 2022)– esta transformación.

Himnos a la Esperanza se titula su nuevo CD, ¿esperanza en qué?

–Esperanza en la humanidad, en que vendrán tiempos mejores. Creo que la humanidad siempre persigue esa idea, aunque a veces parezca que retrocede. Esta música nació en momentos muy oscuros: el confinamiento, las guerras, las pérdidas. Es un disco que surge de la introspección, con piezas cortas, casi como meditaciones. Muchas nacieron de momentos de recogimiento y autoescucha. Hay nostalgia, por supuesto, pero también una voluntad de resistir. Por ejemplo, Guernica, una de las piezas más duras del disco, responde al aniversario de Picasso y también al estallido de la guerra en Ucrania. Es un grito contra la barbarie. En cambio, la última pieza, Hymn, fue un encargo del Concurso Internacional de Piano María Canals de Barcelona y representa un acto de fe en los jóvenes músicos que entregan su vida a este arte. Frente a otros discos míos, donde tal vez había más referencias literarias o poéticas, este tiene una mirada más íntima y vital: es una llamada a la esperanza. Porque si no la tenemos, ¿qué nos queda?

–¿Siempre ha compuesto?

–Desde adolescente. Componer y tocar eran partes de una misma necesidad. Tuve grandes profesores en Turín que me estimularon mucho. Recuerdo especialmente a Remo Remoli, que fue discípulo de Benedetti Michelangeli y amigo de Pollini. Era pianista y compositor, con una técnica prodigiosa, aunque tuvo que abandonar los escenarios por una lesión. También fue muy importante Felice Quaranta, director del conservatorio, compositor de una línea contemporánea que se atrevió incluso a abrir una cátedra de jazz dentro del centro. Fue gracias a eso que empecé a improvisar a los 17 años. Para mí y mis compañeros era una forma de libertad dentro del rigor clásico, un espacio abierto para explorar otras emociones. Eso me marcó profundamente.

–¿Y cuándo se decidió a mostrar esa faceta al público?

–Fue un proceso largo. Volví a Barcelona y seguí con mi carrera como pianista, que era lo que se esperaba de mí. Pero siempre seguí componiendo. El punto de inflexión fue un proyecto con el bailarín Pablo Arán, de la compañía de Pina Bausch. Él improvisaba sobre un repertorio que yo había grabado, un disco de nocturnos que abarcaba desde John Field hasta compositores contemporáneos. Le propuse invertir el proceso: improvisar yo sobre su movimiento. Ese juego derivó en un espectáculo con poemas de Ángel Crespo, que fue amigo mío, y que escribió su ciclo Iniciación a la sombra en los últimos meses de vida. Son textos que giran en torno a la música, al misterio, a la sombra entendida como origen y no como oscuridad. Presentamos ese proyecto en el Festival Ellas Crean de Madrid, con Manuel Galiana recitando los poemas. Gustó mucho y entonces pensé: “Esto hay que escribirlo”. Naxos me propuso grabar un disco de compositores españoles y les pregunté si podía incluir obras mías. Me pidieron una muestra, les envié diez minutos grabados en mi piano y me dijeron que adelante. Así nació Initiation to the Shadow.

–Y desde entonces…

–Desde entonces han ido surgiendo propuestas muy diversas. Música para una exposición dedicada a Primo Levi; piezas para un proyecto sobre mujeres víctimas de abusos en tratamiento psicológico, presentado en galerías de arte; colaboraciones con actores y coreógrafos. Una de las más intensas fue con Moreno Bernardi, para un espectáculo sobre poemas de Alda Merini, con cinco bailarinas-actrices. Todo esto me animó a consolidar mi voz como compositora. Ahora mismo estoy trabajando en un recital que se presentará la próxima temporada en el Teatro de la Zarzuela, en Madrid, con poemas de Rosana Cuaroni, recitados por Olivia Molina y con Olga Pericet bailando flamenco. Me apetecía mucho ese cruce entre flamenco e improvisación contemporánea. El flamenco de Olga es muy libre, se mueve fuera de la ortodoxia, y eso lo conecta con mi forma de entender la música: como una búsqueda constante más allá de los moldes.

–¿Se siente compositora o intérprete?

–Soy músico. Antes costaba que te tomaran en serio si no tenías una trayectoria exclusivamente como compositor. He oído muchos comentarios despectivos: que los pianistas que componen solo escriben para lucirse o que no tienen suficiente formación teórica. Pero eso es ignorar que un intérprete, sobre todo uno con muchos años de carrera, tiene un conocimiento profundo de armonía, análisis, estructura… Los pianistas no solo movemos los dedos: pensamos la música, la analizamos, la respiramos. Yo tengo, como se dice en la aviación, “muchas horas de vuelo”: he tocado desde Bach o Scarlatti hasta Balsach o Britten. La idea de que hay que encasillarse es absurda. Chopin, Liszt, Granados eran grandes pianistas y grandes compositores. El problema es que hoy parece que hay que justificarse si uno se atreve a hacer las dos cosas.

–Y además con referencias muy literarias: Crespo, Primo Levi, Alda Merini, Dante…

–Sí, porque la literatura me toca profundamente. Aunque también puede haber detrás ideas abstractas, mis obras suelen nacer de las emociones. Escribo desde lo que me afecta. Cada texto, cada poema, cada figura como la de Levi, me conecta con una dimensión humana. La música es mi manera de responder, de sostener, de acompañar. Si no hay emoción, no hay nada. Todo parte de ahí.

Hymns to th Hope - Sira Hernández (Neos)
Hymns to th Hope - Sira Hernández (Neos)

La ficha

HYMNS TO THE HOPE

Sira Hernández (1959)

[01] Maha Shivaratri - La gran noche de Shiva (2021)

[02] Loneliness in the Cathedral (2022)

[03] Tribute to Chopin I (2020)

[04] Alla Luna (2021)

[05] Tribute to Chopin II (2020)

[06] Serena (2023)

[07] You Are Here (2023)

[08] Hope - New Year (2023)

[09] Winter (2023)

[10] Easter Bells (2023)

[11] Ancient Dance for Peace (2023)

[12] Guernica, a Picasso (2023)

[13] Sa Terra Santa (2023)

[14] Hymn (2023)

Sira Hernández, piano

Neos

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