La soledad de los actores porno

El fotógrafo Fernando Bayona inauguró ayer en el Museo García de Viedma de Armilla 'La vida de los otros', una inmersión en el mundo del sexo a través de la vida de chaperos y 'streapers'

La soledad de los actores porno
La soledad de los actores porno
G. Cappa Granada

14 de marzo 2015 - 05:00

Fernando Bayona regresa a Granada después de cuatro años, una salida que tuvo que hacer de incógnito y de prisa después de las amenazas de muerte que recibió por su exposición Circus Christi, que la propia Universidad de Granada cerró a los pocos días de su apertura. El artista, vinculado a Granada después de estudiar en la Facultad de Bellas Artes, muestra desde ayer en el Museo García de Viedma de Armilla La vida de los otros, que está compuesta por una selección de imágenes pertenecientes a sus series Long, long time ago, What never was y The life of the other.

Chaperos, streapers y actores porno de cine gay desfilan por su objetivo con sus historias de soledad y de sufrimiento, en una muestra que también denuncia la violencia de muchos de los cuentos clásicos y el 'gran hermano' en el que se han convertido las redes sociales.

The life of the other ha supuesto una inmersión de Bayona en el negocio del porno gay, para investigar su metodología y su uso del cuerpo como herramienta de trabajo. "Hemos reconstruido de forma casi milimétrica algunos pasajes personales que ellos mismos me contaron, igual que en el cine construimos esta historia para fotografiar este momento", explica Bayona, que destaca que en estas instantáneas ha mezclado a los profesionales del sexo con actores y actrices para "preservar su intimidad" y que el espectador no sepa distinguir quién es quién.

En cuanto a las historias que Bayona ha llevado a las paredes de la casa Viedma, resalta que se ha llevado una sorpresa porque ellos muestran a sus usuarios, un perfil muy diferente del que tienen en la vida real. "Ese papel muta dependiendo de lo que pide el cliente", señala el autor, que pudo conocer la vida real de los nombres que aparecen en la sección de contactos. En el caso de los actores porno, están "completamente endiosados" pero viven una soledad sonora. "Son como los deportistas, sus carreras no llegan a los 40 años y pasan al olvido absoluto", cuenta Bayona sobre unos intépretes que tienen que lidiar también con las enfermedades de transmisión sexual. Así que, en una sola imagen, Bayona es capaz de contar la historia de un chapero que nació de una madre violada que le abandonó para fugarse con su violador. Cuando tenía 30 años, su madre regresó a su vida con un cáncer terminal para pasar sus últimos días con su hijo. Pero él no pudo averiguar el paradero de su padre para pedirle explicaciones, toda una historia congelada en una fotografía. En otra imagen se cuenta la historia de una pareja; uno de ellos es chapero y recibe a los clientes en la cama conyugal. Su pareja, en estos momentos, se va a la cocina con su perrito para que no moleste a los clientes, "pero a a través de las paredes escucha las obscenidades que le piden a su marido". "Son imágenes de una gran crudeza y de una gran carga de profundidad", señala el artista sobre historias que, si fueran el argumento de una película, casi nadie creería.

Respecto al resto de series, Long, long time ago son cinco imágenes de cuentos infantiles para reflexionar sobre la violencia implícita de estas narraciones, caso de la violación soterrada de Capurucita Roja. "Me doy cuenta de que hay cierta carga de violencia en la necesidad de otro, sobre todo cuando el amor no es correspondido", señala.

Por último, What never was refleja cómo las autoridades vigilan a los ciudadanos de forma callada. Por eso utiliza Facebook de manera muy "limpia". "Sólo meto mis imágenes y no hago ninguna apreciación personal porque uno no sabe cuándo se va a volver esto en tu contra", confiesa.

Tras todas las manifestaciones en favor de la libertad de expresión con el atentado en Charlie Hebdo, ¿cómo se siente Fernando Bayona después de que nadie levantara un dedo mientras cerraban su Circus Christi en el Palacio de la Madraza? "Llegué a tener protección policial en casa, tuve que interponer denuncias porque estaba amenazado de muerte.... Sólo salen a la calle a favor de la libertad de expresión cuando tocan a un Dios que no es el suyo", concluye el autor.

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