La suma lucidez del acto artístico

La galería de Ceferino Navarro acoge la última muestra de Ignacio Estudillo

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La galería de Ceferino Navarro acoge la última muestra de Ignacio Estudillo / Jose Velasco

03 de febrero 2025 - 23:51

Conozco a Ignacio Estudillo desde hace mucho tiempo; desde que era un joven recién salido de la Facultad de Bellas Artes y asiduo a cuantos premios de pintura había por la zona. Premios que, casi todos, terminaban con su nombre como pintor ganador. Su trabajo era poderoso, sin resquicios, contundente; estructuraba la pintura con soltura, representaba lo que miraba con facilidad, exactitud y verdad artística. Todas estas excelencias descubrían a un autor lúcido y acertado pero que en el que se adivinaban infinitamente más cosas. No podía ser de otro modo en quien tanto y tan claro aportaba. Después he seguido su carrera segura, su compromiso con un arte contemporáneo al que no sólo imprimía solvencia práctica sino al que conocía, probablemente mejor que nadie, y al que concedía unos esquemas teóricos claros, definitivos y portadores de una conciencia artística sin posibles argumentaciones contrarias. Nacho Estudillo es tan bueno delante del caballete como patrocinando los esquemas intelectuales de lo artístico.

Ya instalado en Granada y formando parte de ese espectacular paisaje creativo que existe en la ciudad de los Cármenes, presenta su obra en la galería de Ceferino Navarro, ese héroe del arte que lleva mucho tiempo, casi siempre en solitario, dando entusiasmo a un arte en el que siempre ha creído y abriendo los canales para que muchos artistas pudieran dar visibilidad de lo que hacían en los estudios.

La galería de Ceferino Navarro acoge la última muestra de Ignacio Estudillo
La galería de Ceferino Navarro acoge la última muestra de Ignacio Estudillo / Jose Velasco

Que la pintura figurativa va más allá de cualquier estricto sentido mimético es algo que, a estas alturas, se tiene como realidad absoluta dentro de los amplísimos esquemas del arte contemporáneo. Las fidelidades a los modelos son estamentos totalmente superados y que se quedan en las estancias de esa pintura amable, con poca enjundia creativa y relegada a la mera realidad de los que poco tienen que decir y sólo les interesa los registros efectistas con poca amplitud de miras. Ya le decía el gran Cezanne a su madre refiriéndose a los cuadros muy terminados que sólo transmitían los modelos reales: ‘debo seguir trabajando pero no para llegar al acabado de los cuadros que suscitan la admiración de los imbéciles’. La pintura ha de ser infinitamente más; más que alardes de efectismos técnicos, más que argumentos representativos de escasa enjundia -plástica y estética-, más que dispendios ilustrativos llenos de afeites e imposturas, más que fórmulas elitistas de incomprensibles postulados conceptuales. La pintura figurativa debe ser un compendio intelectual donde la forma plástica dé sentido a una idea bien planteada y perfectamente organizada desde una plástica convencida y convincente. Y la realidad pictórica de Nacho Estudillo pasa por tales planteamientos; algo que, además, se pone de manifiesto desde esa sabiduría de un artista cuyo trabajo actúa tras una consciente reflexión donde no caben medias tintas.

La exposición, medida de principio a fin, responde a ese ideario absoluto de Nacho Estudillo donde la representación de la realidad no es mero formulismo técnico sino que se sustenta en los planteamientos acertadamente regulados de un concepto. Un conjunto de obras donde la naturaleza adquiere una nueva identidad. Los perfiles de la realidad pierden su estrato habitual y adoptan un sentido infinitamente más amplio. Un personalísimo universo natural se hace posible desde un formulario de nuevas realidades donde el concepto y la forma interactúan hasta desentrañar una nueva posición. El paisaje, antes roto por una necesidad acuciante de transformación física de lo real, ahora, se intensifica y se yuxtapone a nuevas identidades. La naturaleza suscribe novedosos organigramas. Éstos asumen poderosos registros expresivos, a veces con los rojos, verdes o grises velando escuetamente la representación o sumando elementos naturales que magnifican el propio sentido de esa realidad y donde una bella mariposa impenitente vivifica y patrocina ese ideal paisaje o la inclusión de maderas acentúa el propio registro plástico. Porque en la pintura de Nacho Estudillo todo es posible. Sabe conjugar a la perfección lo mediato y lo inmediato, analiza rigurosamente el sentido de la representación para posicionar lo real en unos límites extremos donde todo es susceptible de generar absoluta intensidad formal.

La galería de Ceferino Navarro acoge la última muestra de Ignacio Estudillo
La galería de Ceferino Navarro acoge la última muestra de Ignacio Estudillo / Jose Velasco

La exposición en la galería de Cefe Navarro nos pone en la mejor sintonía de un Nacho Estudillo más Estudillo que nunca. Su pintura ha llegado a sabios extremos. Para él la realidad no es más que un campo de experimentación. En él encuentra un horizonte abonado para regular principios artísticos en los que cree y a los que impone la suma potestad de los que no actúan sólo llevados por impulsos. En la muestra, una vez más, se nos hace presente el artista total que sabe abrir los adecuados caminos para que por ellos circulen, sin impedimentos, los postulados de un arte contemporáneo al que él imprime un carácter muy especial. No exagero y no me duelen prendas en afirmarlo que Nacho Estudillo es uno de nuestros más lúcidos artistas. Sus ideas y sus formas, así lo testifican.

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