Tamara Silva Bernaschina: "La gente de los cuentos es muy larvaria"

Con apenas 25 años ya ha conquistado los principales premios literarios de su país y se proyecta como una de las voces más potentes de la nueva narrativa latinoamericana

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Tamara Silva Bernaschina
Tamara Silva Bernaschina / G. H.
Daria Zelenska

Granada, 13 de agosto 2025 - 01:05

Tamara Silva Bernaschina ha irrumpido con fuerza en el panorama literario contemporáneo. Nacida en el año 2000 (Minas. Uruguay) sorprendió al público y a la crítica con su primer libro de cuentos, Desastres naturales (2023), obra que le valió dos prestigiosos premios, el Bartolomé Hidalgo de Narrativa y Revelación, además del Premio Nacional de Literatura en la categoría Ópera Prima. En 2024, su primera novela, Temporada de ballenas fue reconocida con una mención de honor en el concurso literario Juan Carlos Onetti.

Ahora, en plena gira por España, presenta Larvas (2025), su trabajo más reciente, que la consolida como una de las voces jóvenes más prometedoras de la literatura uruguaya.

En esta entrevista, conversamos con ella sobre sus influencias, el proceso de escritura y su visión sobre el cuento y la novela en el contexto latinoamericano actual.

Pregunta.—Usted tiene solo 24 años y ya ha publicado tres libros. ¿Cuándo comenzó a escribir y cuál fue el punto de partida?

Respuesta.—El punto de partida fue aprender a escribir, a los 5 o 6 años. Aunque suene tonto y obvio, hay en el aprendizaje de esta tecnología o herramienta la apertura de una posibilidad.

P.—¿Cómo fue la transición de Desastres naturales a Temporada de ballenas y ahora a Larvas? ¿Cómo percibe la evolución de su estilo?

R.—La diferencia más evidente, para mí, es privada, porque sucede en el proceso de escritura, pero tiene que ver con una sensación de seguridad al estar yendo por un camino que me entusiasma.

P.—¿De dónde surgió la idea de Larvas? ¿Por qué ese título?

R.—Porque la gente de los cuentos es muy larvaria, también algo que crece por debajo y hace espacio para lo que puede ser más insólito.

P.—En el libro, la realidad a menudo se transforma en su opuesto. ¿Cómo trabaja con elementos de lo fantástico y lo insólito?

R.—La verdad es que no lo pienso en términos de oposición. Me encanta cuando lo fantástico entra en el terreno de lo cotidiano, de lo más mimético. Algo ahí se revela, aunque yo no tenga claro muy bien qué es lo revelado.

P.—¿Qué simbolizan la yegua muerta, los perros que observan y las larvas que emergen del cuerpo? ¿Son metáforas, pesadillas o algo más?

R.—No simbolizan nada, ni son metáforas, ni pesadillas; existen en el mundo de los personajes y allí están, moviéndose, existiendo no más. Luego, en la lectura, las lectoras y los lectores podrán pensar sobre símbolos o metáforas, pero no es algo en lo que piense durante la escritura. No creo que lo fantástico sea simbólico, me parece que sería una traición pensarlo de esa manera.

P.—¿Diría que usa lo fantástico como una forma de hablar sobre el dolor, el miedo o la transformación interior?

R.—Creo que no. Lo fantástico aparece como un destello, una irrupción, algo que llega, se queda, se instala.

P.—Sus libros empiezan a ser reconocidos más allá de Uruguay. ¿Cómo percibe el creciente interés por su obra en el continente?

R.—Es muy emocionante. Me pone contenta y también me da un poco de vértigo.

P.—¿Qué significa para usted ser una escritora uruguaya? ¿Cuánto influye el contexto cultural del país en tus textos?

R.—Significa que nací y crecí en Uruguay y hay algo de mi tierra que va muy dentro, siempre.

P.—¿Siente que tu literatura puede explicar o revelar capas ocultas de la realidad, como se menciona en la presentación de Larvas?

R.—Eso puede decirlo alguien más. Pero sí, es una dirección posible de lectura.

P.—¿Cómo escribe: de forma espontánea, intuitiva o con una estructura y un plan definidos?

R.—Mi proceso creativo es muy intuitivo y me cuesta, a veces, diseccionarlo. Creo que es mejor que siga misterioso.

P.—¿Tiene rituales relacionados con la escritura: música, lugares, horarios?

R.—Ningún ritual. Solo seguir un deseo, un estímulo, una dirección, cuando tengo el tiempo y los medios para hacerlo.

P.—¿En qué está trabajando ahora? ¿Tiene ideas para su próximo libro?

R.—Estoy en plena promoción del libro así que con muy poca energía para trabajar en algo nuevo. ¡Además salió hace tan poco! Tiempo al tiempo.

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