Imanol Arias, actor

“El teatro es como esos restaurantes que tienen la cocina a la vista”

  • El intérprete está de gira con El coronel no tiene quien le escriba, la obra de García Márquez que lleva a escena el director de cine Carlos Saura y con la que recalará el próximo día 10 en el Teatro Isabel la Católica

“El teatro es como esos restaurantes que tienen la cocina a la vista”

“El teatro es como esos restaurantes que tienen la cocina a la vista”

–El coronel espera día tras día una carta con noticias de su pensión pero no puede llegar porque nadie la ha escrito. El drama que García Márquez escribió en 1961, ¿sigue teniendo vigencia en la actualidad?

–Esto tiene vigencia en todos los lados porque se trata de la dignidad del final, de como se afronta la última parte de la vida. Y no sólo en España, en todos los lados. García Márquez escribió la novela con la intención de hablar de la violencia que se produce en situaciones no violentas, la violencia del abandono. La dejadez con la que se agota la resistencia de un hombre que espera su jubilación es una situación que se puede extrapolar a muchas cosas. Además, noto que la gente mayor que va a las funciones sabe de lo que se habla. Lo único hermoso es ver como el coronel y su esposa asumen esto con el amor que se tienen.

–Ellos están en el final de una vida en la que les falta algo de comida, pero les sobra dignidad. Usted llegó algunas noches, cuando era joven, a refugiarse en el Metro madrileño. ¿Ha utilizado recuerdos de esa etapa?

–Eso con 19 años no es tan duro. García Márquez tiene un enorme poder con los adjetivos y cuando te implicas y vives esos textos en realidad los recuerdos no son tantos. Y las imágenes que propone son más de mi futuro que de mi pasado. Cuando empiezas a luchar y eres joven (y él lo dice también en la función), todo eso forma parte de recuerdos de un pasado mientras se está haciendo la vida. El montaje está realizado de una forma muy simple para que las palabras y las situaciones cobren todo su protagonismo. Y por ellas la obra afecta mucho al espectador emocionalmente, por su forma de resignarse sin perder altura. 

–La escenografía, como la dirección, es obra de Carlos Saura. ¿Es su primer trabajo juntos?

–Sí, aunque teníamos un proyecto común desde hace unos cuantos años no ha podido, de momento, levantarse: el Guernica de Picasso. Y esta vez se da la circunstancia que la obra la dirigió para Juan Diego, que la llegó a estrenar en Teruel. Luego él tuvo una pequeña neumonía y le sustituí yo, de forma que tampoco ensayé tanto con Saura. Y además, cuando me incorporé, Carlos estaba en México. Ha sido una relación a distancia que ahora se va conformando pero es muy interesante porque es un director total.

–¿Cómo ha sido la experiencia?

–Él te crea un espacio y una situación y te invita a que la desarrolles. Respeta mucho el trabajo de los demás siempre y cuando su dirección tenga una prevalencia. En ese sentido ha sido muy cómodo. Y para mí, que he regresado al teatro después de mucho tiempo, me ha permitido volver a ponerme en esa tesitura de total disposición porque estaremos con la obra un año y medio.

–A pesar de ser uno de los actores más populares de la televisión española, con series en su trayectoria como Anillos de Oro, Brigada Central o Cuéntame, usted empezó en el teatro independiente.

–Sí, yo cuando era niño y soñaba con ser actor siempre pensaba en el teatro.Como mucho, Estudio 1. Y ese fue el mundo en el que me formé y me crié. Luego el audiovisual cobró mucha importancia pero en cuanto he tenido la oportunidad, siempre he vuelvo a vivir esa forma de viajar y de encontrarte con el espectador directamente que es el teatro. Es un trabajo muy hermoso y estamos teniendo la suerte de estar llenando en todo los sitios.

–Con tanto cine y televisión a sus espaldas, ¿es su género favorito?

–Cada uno tiene su cosa pero es verdad que el teatro es como esos restaurantes que tienes la cocina a la vista y tu puedes observar el trabajo, como se montan los platos desde cero. Eso es lo que ve el espectador, como el espectáculo se cuece todos los días. La aventura es llegar a una ciudad por la mañana, comer y respirarla sabiendo que por la tarde tienes una cita con 500 o 600 personas.

–Y eso que de los actores de su generación es de los que más trabaja en cine y televisión.

–He tenido muchísima suerte por el fenómeno raro de 19 años de Cuéntame. Pero es un caso muy extraño, de no haber sido así seguramente tendría el mismo desarrollo que los colegas de mi edad. Es verdad que estamos en ese momento el que varias generaciones han llevado caminos diferentes para llegar al mismo sitio: envejecer y estar en la profesión hasta el final.

–Después de tantos personajes, ¿cree que el público lo recordará por el Lute o Antonio Alcántara?

–No sé, no tengo ni idea. Yo ya no aspiro ni a que me recuerden sólo a que me vean mientras esté vivo. Me decía el otro día un amigo: “Ahora se muere gente que no se ha muerto nunca”. Y yo le dije: “Ahora se mueren, y desaparecen”. Uno lo que aspira es a congraciarse con la vida y hacer el tránsito lo mejor posible.

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