'Acis y Galatea' | Crítica

Un tesoro musical rescatado del pasado

Representación de 'Acis y Galatea'.

Representación de 'Acis y Galatea'. / Krasimir Dechev

Una de las grandes apuestas del Ciclo La Voz Humana de este año ha sido la recuperación de la zarzuela barroca Acis y Galatea de Antonio de Literes, con libreto de José de Cañizares. Para ello han contado con la visión artística de Darío Moreno, director de la Orquesta Barroca de Granada, que ha diseñado una versión semiescenificada de la obra de alto nivel artístico y coherencia musical. Junto a él ha contado con Darío Tamayo en la dirección artística y Elena Simionov en la dirección escénica, una terna de artistas de gran nivel que han defendido magnífica recuperación de este tesoro de la música española.

Antonio de Literes es todavía un gran desconocido para el gran público, aunque la musicología histórica está restituyendo el valor de figuras como Literes en el panorama compositivo español. La zarzuela Acis y Galatea es un claro ejemplo del buen nivel artístico que España vivía a comienzos del siglo XVIII, en época de Felipe V. Un género propio, en el que se intercalan partes habladas con escenas musicales (arias, dúos, números de conjunto...), y en el que conviven ritmos y melodías propias con el cada vez más importante influjo italianizante que a lo largo de ese siglo fue acogiéndose en el seno de nuestra música como un símbolo de modernidad.

La producción de la Orquesta Barroca de Granada ha contado con un elenco de artistas de gran talla musical. Sin duda, el primer valor que cabría destacar es el instrumental. El conjunto de músicos de esta formación, bajo la dirección de Darío Tamayo y Darío Moreno, consiguió una articulación y empaste muy a propósito para este repertorio. El balance de las cuerdas fue muy correcto, y la presencia de la tiorba o la guitarra barroca de Aníbal Soriano contribuyó a recrear sonoridades barrocas que nos transportaban al mundo de Literes. Por su parte, un inteligente y audaz desarrollo del bajo continuo al clave supuso la base sonora ideal para toda la partitura.

En primer lugar, el dúo protagonista formado por Marta Infante como el pastor Acis y Olalla Alemán como la diosa Galatea hicieron las delicias del público, siendo sin duda un valor añadido a la perfecta interpretación instrumental y a la maravillosa concepción artística de la obra. Ambas voces, timbradas y dentro de estilo, defendieron magistralmente su papel, con un cuidado de la melodía y un dominio de la agilidad a la altura de la bondad de la partitura.

Por su parte, Pilar Alva como Glauco puede considerarse el gran hallazgo de la noche. Esta joven voz demostró sin embargo estar al nivel de sus compañeras de reparto con un bello timbre muy a propósito para su personaje. De perfecta dicción y emisión, la voz de Pilar Alva brilló en cada una de sus intervenciones con luz propia, destacando tanto en calidad y claridad como en la calidez de su timbre, siempre al servicio de la teatralidad barroca de su personaje.

En el plano actoral destacaron Francisco Pozo como Tíndaro y José Manuel Arias como Polifemo; este último llenó la escena con su experimentada representación del cíclope celoso, sirviendo como eje articulador de toda la trama. De menor desarrollo, pero igualmente oportunas, estuvieron las voces de Solomia Antonyak y Marcelo Solís como la pareja de personajes cómicos Tisbe y Momo, así como Laura Sabatel como nereida, con una voz delicada y de poca potencia pero de gran belleza y timbrada. Igualmente bella, aunque carente de expresividad, la voz de Teresa Schiaffino como Doris completó el elenco de cantantes.

Cabría destacar igualmente el acierto en el uso del espacio y luces de Elena Simionov, responsable de escenografía, que supo sacar partido a los escasos medios que la sala permite. También resultó oportuno el cuerpo de baile, representando el séquito de nereidas de Galatea.

En general, se trató de una producción de alto nivel, que en lo musical tuvo un desarrollo impecable bajo la dirección de Darío Moreno, y en lo actoral mantuvo en líneas generales un nivel bastante elevado. Esta recuperación para la escena de Acis y Galatea de Literes se puede considerar todo un acierto, y confío en que pronto pueda tener mayor desarrollo en otros escenarios, pues el esfuerzo y trabajo realizado y la bondad de la obra lo merecen.

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