Las travesuras del grupo Gallo

Una exposición reúne, 90 años después, cartas, dibujos y dedicatorias inéditas de la colección de Enrique Mateos, gran amigo de Lorca al que entregaban copias de algunos proyectos "a medio gestar"

Un visitante contempla un gran mural con un dibujo de Federico García Lorca.
Un visitante contempla un gran mural con un dibujo de Federico García Lorca.
M. De La Corte / Granada

11 de junio 2012 - 05:00

El grupo de la revista Gallo, con Lorca a la cabeza,se planteó difundir el llamado Manifiesto Antiartístico de Dalí a la salida de la novena de la Virgen de las Angustias. "Querían escandalizar a la burguesía granadina y pensaron: 'qué mejor que irnos a las puertas de la basílica y repartir allí el manifiesto". La intención surgió a principios de septiembre de 1927 pero finalmente el texto no saldría publicado hasta abril de 1928, en el segundo número de Gallo. Aquella jugarreta quedó en nada pero permanecerá siempre la idea -irónica y traviesa, como sus protagonistas- en una carta inédita donde Luis Álvarez de Cienfuegos se lo contaba al granadino, amigo de García Lorca, Enrique Mateos.

Tenían en mente el mundo pero les salía Granada por defecto. El grupo con Lorca, Guillén, Dalí, Ayala, Bergamín, Banús, Arboleya... vuelve a reencontrarse, casi 90 años después, gracias a una exposición que recupera unos setenta documentos, la mayoría inéditos o aparecidos en revistas de la época, y lo mejor del libro Federico García Lorca y el grupo de la revista Gallo, de Nicolás Antonio Fernández, un amplio trabajo de investigación que comenzó hace muchos años. A los 12 (en 1975), el autor se topó con una valiosa colección de su tío abuelo Enrique Mateos, pero entonces era demasiado niño. Más tarde, su empeño sería "buscar restos de aquella amistad lorquiana". Encontró entre las viejas estanterías de la biblioteca de su tío mucho más: "Había inéditos de todo el grupo Gallo, no sólo de Lorca". Algunos libros dedicados, cartas en las que hablaban desenfadadamente de Dalí y en las que "se metían con él", poemas en la Revista de Occidente, dibujos, tarjetas postales de Federico y Francisco, alguna conferencia mecanografiada de Lorca -como la dedicada a la imagen poética de Luis de Góngora-, pero también las primeras poesías de Enrique Gómez Arboleya o recortes de prensa sobre la revista Gallo y la Granada de los años 20 que "no se encuentran en la hemeroteca de la Casa de los Tiros ni en la Hemeroteca Nacional".

En la muestra se pueden leer, por ejemplo, cartas que nunca han visto la luz sobre el título de la revista. "En ellas se dice que posiblemente no se llamará Gallo y que no se verá casi nada de lo escrito hasta entonces, pero esa idea fue desechada porque había que utilizar todo el material: los aforismos de Bergamín, las historias de gallos de Federico, los dibujos hechos por un gran Salvador Dalí...".

Algunos de esos documentos vuelven al sitio del que posiblemente partieron alguna vez. En el Museo Casa Natal Federico García Lorca de Fuente Vaqueros, el espectador podrá sorprenderse con las anécdotas de unos jóvenes que hacían "imitaciones fotográficas de Buster Keaton con calaveras y linternas". Está el Federico que expuso sus dibujos en Barcelona o el que admiraba a Falla por encima de otros músicos... Una documentación de gran valor relacionada con aquellos años a mediados de los 20 y centrada en "estos jóvenes vanguardistas que supieron ilusionar a Federico en este proyecto durante casi tres años".

A Enrique Mateos, natural de Almuñécar y que pasaba sus periodos vacacionales en la costa, "no sólo le escribían cartas o tarjetas postales sus compañeros universitarios sino que además iban algunos de ellos al balneario que era propiedad de su padre en la playa de Puerta del Mar. Le entregaban copias de algunos proyectos a medio gestar o le remitían en carta la evolución de la revista o las cosas que surgían en las tertulias". Él fue olvidando aquellos tesoros durante mucho tiempo pero su sobrino nieto los encontró medio siglo después. Entre ellos, dos joyas especiales: un dibujo dedicado por Lorca de un Pierrot en el libro Impresiones y paisaje y otra dedicatoria fechada en 1927 con el título 'Amor, Federico García Lorca'.

Fernández rinde tributo, a través de la exposición y su libro, a la vida de Lorca. "Mi libro no es un libro sobre las parejas sentimentales de Federico ni sobre las tumbas. Es sobre su vida y su obra literaria". Se descubre a un Federico "muy desconocido. Durante diez años no vende su primer trabajo Impresiones y paisaje y fracasa en lo teatral en Madrid con El maleficio de la mariposa, pero unos jóvenes de 15 y 16 años lo embarcan durante casi tres en una aventura literaria". Lorca los dedica a dos números de una revista literaria llamada Gallo, a Pavo, la revista satírica escrita por ellos mismos, y a cuatro conferencias en el Ateneo de Granada, dos en el 26 y otras dos en el 28. "Cuando ya Federico, durante el verano del 28, edita su PrimerRomancero Gitano y le sigue el éxito de Mariana Pineda, a parte de la crisis afectiva con su pareja Aladrén, la crisis con Buñuel y Dalí, la crítica interna en Granada..., se va a Nueva York. Se le queda pequeña una revista de provincias".

Pero aquella revista "de provincias" quería ser mundial. "La presentó así Lorca el 8 de marzo de 1928, como una revista viva, antilocalista, antiprovinciana... Una revista pensada en Granada pero con el pensamiento ideológico puesto en Europa". Acogía las tendencias artísticas más vanguardísticas de la época, desde el Manifiesto Antiartístico a la prosa más hermosa de Federico (Historia de este gallo) o sus diálogos, el de La doncella, el marinero y el estudiante o El paseo de Buster Keaton. "Son unas páginas muy frescas respecto a las concesiones literarias y artísticas de entonces. Aquí lo que se publicaba eran Los Cármenes de Granada, de Palacio Valdés, o las pinturas de Gabriel Morcillo. Con todo eso los chicos no estaban de acuerdo. Tampoco con la música que se vendía en Granada, con influencia de Beethoven y los alemanes... Ellos querían reivindicar a Falla, a Ravel, a Debussy...". Esos dos números de Gallo "miraban de reojo el filtro cultural de tópicos y tipismo de Granada y eso fue lo que la encajonó totalmente aquí". La revista, de la que se han conservado muy pocos ejemplares, provocó en los medios culturales granadinos la indiferencia más absoluta o una manifiesta hostilidad. "En general la vida cultural de Granada no compartió este movimiento. El mayor respaldo vino de ElDefensor de Granada. Pero todo lo demás repercutió y les hizo ser conscientes ya en el verano del 28 de que tenían muchos frentes abiertos". La prensa recogió el movimiento pero "en muchas ocasiones fue para burlarse de ellos. Se reían cuando aparecía algún gallista, cacareaban delante de ellos, pisoteaban ejemplares de Gallo".

Sin embargo, en cierta forma Gallo fue como cualquier red social de hoy. "Pedían en una hoja la adhesión de aquellos jóvenes comprometidos con la modernidad que aun no perteneciendo a este movimiento quisieran unirse, para incrementar el grupo". Aquel Gallo vivió muy poco pero aún hoy sigue sonando. Travieso y con ganas de cambiar el mundo. Empezando por Granada.

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