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Un viaje en nube a Hollywood

  • Javier Recio confiesa que una de sus ilusiones es ver de cerca a Scarlett Johansson

La dama y la muerte, pese al título, se ha convertido en un cuento de hadas. A Javier Recio, el director, le tiembla la copa de champán en la mano y está aturdido, pero le queda sentido común para confesar que en la ceremonia de entrega de los Oscar intentará tropezarse con Scarlett Johansson.

Antes de confirmarse la noticia, la sede de Kandor Graphics es un hervidero de miradas inquietas, de nervios mal disimulados. Aparecen las películas nominadas a Mejor Película de Animación y no aparece El lince perdido. Pero aplauden con ganas la nominación de Up y de Penélope Cruz.

El local es un antiguo gimnasio que conserva todavía en una de sus salas las paredes forradas de espejos. Pero sin espejismos. Manuel Sicilia sigue las nominaciones a través de la web y lanza un grito. Las partidas de pimpón y de futbolín que se celebran en la sala terminan de repente y por la cara de los protagonistas se intuye que acaban de conocer la mejor noticia de su vida. Estarán en el Kodak Theatre a comienzos de marzo pisando un cielo con alfombra roja junto a Robert de Niro o Brad Pitt. La dama y la muerte tendrá que buscar una guadaña de gala para la ceremonia. Javier Recio, que ya tiene el traje preparado para los Goya por indicación de su madre, tendrá que empezar a probarse el esmoquin.

Pero en la sede de Kandor hay cerca de 100 personas y sólo una corbata. Predominan los vaqueros desgastados y las zapatillas y todos se arremolinan en torno a Javier Recio. Parece la celebración de la Copa de Europa, con los protagonistas dando saltos de alegría sin metáfora alguna. Hasta mantean al director de la La dama y la muerte, igual que los jugadores del Barca hicieron con Pep Guardiola en la final de Roma de la Champions. Empieza a correr el champán y se brinda en unas copas desmontables de plástico. Se nota que esperaban la noticia porque las botellas tienen una costra de hielo de llevar un buen tiempo enfriándose. "No me veo con el Oscar, la verdad", dice Recio desde su nube pero con los pies en el suelo. "El simple hecho de estar nominado ya es un sueño". Porque una cosa es la ficción y otra la fantasía. "Con el Goya sí he llegado a imaginar cómo sería ganarlo, pero con el Oscar todavía ni me atrevo", prosigue. Por eso, de conseguirlo, todavía no ha pensado qué lugar ocupará en su casa. "No me veo con la estatuilla, esto es como cuando te regalan un billete de lotería, que aunque no suelas jugar te haces ilusiones con el sorteo". Mientras, los compañeros de Kandor se van sentando en sus mesas de trabajo, muchos de ellos para abrir su facebook y desbordarlo de alegría y de signos de admiración.

A Javier Recio le reclaman ahora para unas fotos junto al cartel de la película y se da cuenta de que no queda champán en su copa. Se llena una vez más sabiendo que aún quedan muchas por delante. La celebración oficial será este mediodía pero ayer tenían previsto dejarse caer por el pub El Entresuelo, donde Javier Recio trabajó un tiempo como camarero. Le vendrá bien esta experiencia para seguir descorchando botellas de champán.

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