La voz más sexy del rock
El Coliseo de Atarfe se llenó anoche con más de 7.000 personas que no quisieron perderse el primer concierto en España del músico estadounidense: un ciclón que vive con el corazón dividido entre el blanco y el negro
Puede que Lenny Kravitz tuviera que crecer en medio de esa tierra de nadie que era ser un mestizo en la racista América de finales de los años 60, pero el destino quiso ser el hada madrina que hiciese de ese niño una de las mayores estrellas de la música actual. Con esa actitud, y a sabiendas de que todos las miradas y todos los flashes le buscan solo a él, Lenny Kravitz salió pletórico anoche al escenario del Coliseo Ciudad de Atarfe para demostrar ante más de 7.000 personas lo mucho que le gusta gozar con el calor del público y lo bien que suenan en directo los temas de su nuevo Black and White America.
En una original propuesta escénica en el que todos los elementos colgaban literalmente de la cúpula del Coliseo y una gran pantalla trasera que mostraba las mejores caras del artista; los rizos más famosos de la música irrumpieron con fuerza a ritmo de Come on get it y, casi sin tiempo para la tregua, Kravitz fue dando muestras de que eso de saber moverse es un privilegio reservado solo a unos pocos y que las 48 primaveras que le acaban de caer -recientísimas además, porque nació el 26 de mayo de1964- le han sentado de maravilla.
Durante las casi dos horas de un show que se había encargado de animar previamente dj Fonsi Nieto a los platos, el músico estadounidense regaló varias de las imágenes más sensuales que se han visto en un concierto en esta ciudad. Apenas algún guiño a su último álbum como Rock Star City Life o la aplaudidísma Black and White America -con una espectacular videoproyección con fotografías personales de la infancia del cantante- se colaron en un repertorio cargado de los grandes éxitos de la carrera del músico.
De aquella invitación a soñar llamada Fly away a sus declaraciones de amor bajo el nombre de It ain't over, Believe y Stand by my woman y hasta, por supuesto, los lemas generacionales en los que ya se han convertido para siempre Are you gonna go my way? o Mister cab driver.
Kravitz, que lució colgando de su hombro prácticamente el catálogo completo de Gibson, estuvo rodeado en el escenario por una de esas bandas que siempre hacen que todo suene redondo y en la que sobresalieron sus músicos de siempre: Franklin Vanderbilt a la batería, Gail Ann Dorsey al bajo, su "hermano" Craig Ross a las guitarras, Harold Todd al saxofón, Gabrial McNair al trombón y Louis Ludovic a la trompeta.
Tras su paso por Granada, a Kravitz le esperan A Coruña, Barcelona y Madrid, donde se las tendrá que ver con otra de corazón blanco y negro, Rihanna, en el Rock in Rio.
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