Ese niño guapo y bien peinado

Por Patri Díez

02 de diciembre 2013 - 05:00

Hoy era un día especialmente creativo en Granada. Gorafe había mandado en un sms la información de la última exposición en Arrabal & Cía. Como siempre la ilusión desbordante de ese espacio, como siempre el recreo, el patio de niños.

Y en el día de su inauguración, las hojas del otoño volaban más fuerte. Día de fuerza en el tiempo de calendario y de ventiscas. Día creativo, día creador. Juan de Loxa se veía obligado a cambiar su rumbo. Viajaba ahora en el tren desde Madrid a Granada. Y en su bandeja de entrada del e-mail, como en la de mucho artistas granadinos, llegaba un mensaje: "Hay que jugar, la edad adulta es una estafa". Es como si Pepe nos hubiera regalado un vendaval de arte.

Pepe no llegó a ser viejo, ni siquiera adulto. Y sus retículas, por donde paseaba el eding en las largas tardes de radiador en Arrabal, lo saben. Pepe te repetía las cosas desde su particular 'salita de estar', que había instalado a modo de juego en la propia galería. Pepe era un niño guapo bien peinado, que aún le brillaban los ojos esperando unas palabras de cariño. Tenía a bien acogerte con sus enagüillas desde que te veía asomar medio cuerpo por ese portón, que daba paso a una fábrica de regalos para chiquillos grandes.

En Arrabal & Cía podías hacer amigos, no sólo encontrar arte; y de eso, mucha culpa (o ya no sé si toda, en un intento de no quedarme nada por quién fue Pepe) era de él.

Sobrecoge que el arte haya ganado la partida; o más bien, que lo de 'este niño guapo' era un desparrame de generosidad por eso que llaman amor al arte. Él lo amaba sin atalayas, desde la mesa camilla. Él practicaba la inocencia desde la cana. Él hizo de una galería un lugar donde degustar vida. Memorables aquellas chocolatadas, o cómo se desvivía por explicarte una obra expuesta. Podías tocarle la persiana de cuerda verde y te abría la exposición en un baile donde los quince metros que separaban el domicilio de la galería se volatilizaban. Y en su no hacer ruido, no se le escapaba un detalle.

Pepe, cuántas veces me hablabas de los medios de comunicación en Granada y del bien que se hacía publicando las exposiciones. Hoy busco reconocer a un hombre, en esa prensa de su ciudad, como un humano que ha regalado vida al arte de esta capital a veces tan ingrata.

La galería Arrabal & Cía ha sido, bajo su bastón, un universo fresco de arte de vanguardia, un verdadero hallazgo de creación. Y es que Pepe… te has empeñado en seguir enamorando al público de arte y has cogido vuelo.

Gracias por tu enseñanza sin pretensiones. Gracias por tu juego.

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