Bienvenidos

Bienvenidos

Daba el reloj las ocho... En realidad, en el verso de Antonio Machado el reloj daba las doce "y eran doce golpes de azada en tierra", un poema introspectivo sobre la inevitabilidad de la muerte en la hora que cada cual tiene marcada. Es decir, lo contrario que este cancionero de hoy apunta tras la experiencia de este sábado, cuando a las 8 de la tarde sonó la hora que traspasaba del arresto domiciliario al régimen abierto. Hemos salido a la calle, nos hemos mirado por encima del embozo de la mascarilla que oculta barbas y descuidos de mes y medio de confinamiento, hemos abandonado por fin ese carácter furtivo de disciplinado salto al supermercado que eran las salidas de estas semanas atrás y hemos paladeado la explosión de primavera. A falta de bares y otros locales de esparcimiento, hemos mirado en la mirada de los otros y nos hemos gritado a través de los ojos. ¡Ya estamos aquí! 
La tarde en la poesía de Machado es el momento del día en que el poeta habla consigo mismo, dialoga en la hora melancólica con su universo inmediato y vuelve a su mundo presente. En la tarde de este dos de mayo, el diálogo entre los paseantes lo establecían las calles recuperadas, el aire cálido reinante, la luz de un sol poniente... Todos estos tres elementos parecían gritar: "¡Bienvenidos!". Y estábamos allí, al son de la movida de verano del 82, que este cancionero analítico incorpora a la secuencia musical de un confinamiento ahora más relajado y festivo. 'Bienvenidos', la canción-fetiche y obertura del 'Rock&Ríos', cuando 'el tiempo del cambio', una convocatoria intergeneración que reunió por centenares de miles de rockeros "con el pulso acelerado, / traspasados de rock, / hermanados y felices, / compartiendo el sudor".  
Los entrecomillados pertenecen al homenaje que nuestro Miguel Ríos dedicó desde una gira a la otra, desde la de 1983, 'El rock de una noche de verano', al éxito de la primera, ese 'Rock&Ríos' que llegó a Granada a las once de la noche del 6 de junio de 1982 y supuso en la práctica la inauguración 'oficiosa' del Corpus de aquel año, el del estreno del Ferial de Almanjáyar, en cuyo recinto se celebró el concierto. Bienvenidos a Almanjáyar los "hijos del rock and roll", ese "bien-ve-ni-dos", esas cuatro notas sin tregua que abren el considerado mejor disco de rock de la historia de la música española. La presencia de Miguel Ríos en aquel lejano pago, orillando el Paseo de los Tristes que tradicionalmente había acogido los espectáculos musicales de la Feria, disipó todas las dudas en torno al extraño nombre de Almanjáyar, asociado a inseguridad ciudadana, que arrojaba sombras sobre el improbable éxito del traslado del ferial. A Almanjáyar se llegaba entonces por la antigua y estrecha carretera de Jaén, de doble sentido, y entre las últimas edificaciones y el recinto reservado a casetas y columpios había un hueco descampado que incitaba a la pereza por el desplazamiento. La necesidad de traslado del ferial, en cualquier caso, era patente en esos años. La edición anterior, agravada la situación por unas obras municipales en el Paseo del Salón, había amontonado a casetas y columpios en la estrechez del Violón. Pero la perentoriedad del traslado, que tuvo en el concejal César Valdeolmillos su principal impulsor e intérprete, no disipaba las incógnitas del estreno. 
Y en estas llegó Miguel. La gira del 'Rock&Ríos' había echado a andar con notable éxito dos meses antes en Madrid. En Granada se esperaba el espectáculo con impaciencia y el Corpus reservó cita para nuestro paisano en un espacio libre que se llenó con las siete mil entradas del aforo previsto, siete mil espectadores que recibieron el "gracias por estar aquí" de un Miguel Ríos que cumplió 38 años aquella noche sobre el escenario de Almanjáyar. Curiosa coincidencia para evocar en su 'Bienvenidos' esa "larga marcha, / desde los tiempos del Price, / veinte años de camino / para al fin poder gritar / a los hijos del rock and roll: / ¡Bienvenidos!".      
Desde los tiempos del Price -el circo de Madrid donde se organizaban los domingos de 1963 unas matinales de rock y música moderna que reunían a millares de jóvenes cuya sola presencia masiva causó tal escandalo entre los 'bienpensantes' del régimen que terminó por prohibir los conciertos- hasta el 'Rock&Ríos' de 1982, considerado por la crítica especializada el disco de mayor calidad editado en España. Al explosivo 'Bienvenidos' de obertura se unen, en tiempos de estreno autonómico, una versión humanista de 'Al Andalus' que fusionaba con el 'Himno a la Alegría', anticipaba los tiempos del 'Año 2000' que el milenio traerá en forma de inquietudes ancestrales ante la invasión robótica pero invitaba al paseo por la utopía en 'El sueño espacial', más una llamada de advertencia con antelación a la juventud de la época en 'Generación límite' y hasta las fatigas de una gira en 'El blues del autobús' (Por cierto, a partir de hoy es necesaria la mascarilla para viajar en la Róber). ¡Ah! Y como todo el mundo sabe, este 'Bienvenidos' ha sido readaptado por Miguel Ríos, con la colaboración de Luis García Montero y Juan Vida, como sones de exaltación en la reciente visita del Atlético de Bilbao, semifinales de Copa 2020. ¡Mira que hubiera tenido 'malafollá' pasar a la final y que se suspendiera a causa del coronavirus!

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