Portada de 'Fernando' del grupo Abba.

Portada de 'Fernando' del grupo Abba. / G. H.

A un desconocido Fernando el grupo Abba dedicó su canción onomástica en 1976. En este 2020 de nuestros confinamientos, la canción y este comentario de cancionero analítico suenan hoy a propósito de nuestro experto en epidemias, Fernando Simón, que a día de hoy, cuando la cuarentena se acerca a la sesentena nos ha añadido una prórroga de una semana que nos mantendrá en estado de anhelo hasta el lunes, confiando en que no haya que llegar a los penaltis. 

Fernando canción, Fernando Simón. Una figura controvertida en el escenario de 'las dos Españas' sobre el que convivimos con mayor ardor que nunca desde que nos tocó esta desgracia del coronavirus. Buceo en google, me intrinco por los senderos de Change.org  y tropiezo con dos peticiones distintas y un solo epidemiólogo verdadero: en una piden que dimita (lleva 238 firmas cuando escribo, pero en realidad son dos peticiones porque hay otra anterior que ahora está cerrada y reunió 2.606 apoyos); en la otra se recaban aplausos balconados para el epidemiólogo (68.270 hasta el momento). En ninguno de los tres casos pone fecha y hora de apertura o clausura; o yo no he sabido encontrarlas. (Antes de enviar el comentario de hoy volveremos a las peticiones simultáneas, a ver cómo se desenvuelve el marcador).  

Entretanto, regresamos a Abba y su Fernando, canción que en principio grabó en solitario Frida Lingstad, una de las componentes del cuarteto, y en su versión original dedica a un tal Fernando que ha perdido a su amor y recibe el aliento musical de la cantante para que se recupere del desánimo del momento. Adoptada la canción por el grupo, la adaptación se convierte en el monólogo de un veterano de guerra que participó en la emancipación de Méjico y evoca el recuerdo de Fernando, compañero de armas: "Si tuviera que volverlo a hacer / lo haría ya, Fernando", entre el recuerdo de tambores que se acercan "con un sordo retumbar". El temor tenso ante el inicio de la batalla, "se acercaban más, Fernando. / Parecía una eternidad / y sentí temor / por la vida y juventud. / Nadie pensaba en morir / y no siento vergüenza hoy / al confesar / que tuve ganas de llorar,/ Fernando". 

En los 44 años transcurridos podría haber imaginado que la canción iba dedicaba a Fernando López Rejón, creador de toda una categorización de bares, los 'bares Fernandos', por lo recóndito de su búsqueda y encuentro; o a Fernando Velasco, idealista de pro, compañero de viaje al Olimpo de la Octava por los campos de París y los goles de Morientes, Raúl y McManaman; o a Fernando Aguilera, inigualable futbolista que como granadino estorbaba en el Granada de Candi y tuvo que emigrar para triunfar en el gran Burgos de Juanito y Navarro porque aquí había que hacerle hueco a otro par o tres de oriundos...

Pero a día de hoy, Fernando cobra sentido en la dedicatoria a don Simón, para la que este cancionero podría haber recurrido a la creación de Los Morancos ("Llevo aquí encerrado en mi salón / 40 días con Simón...", a cargo de 'Camilo el del Sexto': "...Quiero salir, / déjame, Simón. / Te lo pido de rodillas. / Te lo juro / que salgo con mascarilla./ ¡Habla con Illa!"), pero el comité de expertos ha decidido apelar a los suecos Abba, que se dieron a conocer gracias a su triunfo en Eurovisión 1974 con Waterloo. En los sucesivos ocho años, el sello Abba fue garantía de hit en todo el mundo con sus sucesivos éxitos, aunque el grupo duró lo que duraron los dos matrimonios que componían el cuarteto, que acabaron divorciados, sí; pero 'forrados' gracias a las ventas y derechos de una carrera brillante. 

No entra en las atribuciones de este cancionero juzgar la labor de Fernando, pero desde el escepticismo del encierro desescalado uno se pregunta cuáles son los criterios objetivos que nos dejan una semana más en el ostracismo. Sobre todo cuando se ponen sobre la mesa los datos de otras provincias y el contraste reclama a voces que alguien lo explique. Este cancionero comprende -porque ha presenciado alguna de ellas- las conductas incívicas de aglomeración y botelloneo que ponen la pelota de la responsabilidad de la prórroga en el tejado de quienes no han aprendido el significado de convivencia, solidaridad y respeto. Tampoco va a participar este cancionero en esa carrera de egos por ver quién desescala primero, pero entiende que las palabras de Moreno Bonilla están cargadas de razón: las crisis tienen mucho de psicológico y el daño que se hace a la marca de Granada y Málaga, que vivimos del turismo, añade gravedad a la gravedad de la situación que estamos viviendo y que viviremos. Y considera por qué no nos es dado conocer la identidad de los expertos que asesoran en materia tan delicada. 

Es cierto. Después de lo que llevamos de encierro, qué más da una semana más. A algunos se les ha puesto la misma cara que a Isabel Díaz Ayuso en su portada amiga, donde pensarían que le estaban haciendo un favor, pero este cancionero no va a sumarse a la cantidad de premios Nobel de Economía y expertos en pandemias que han surgido en el gremio de los tertulianos, la mayoría apremiados por el discurso de la discordia, la cizaña y la división. (Antes de enviar el texto, última mirada al marcador simultáneo Change.org, 12 horas y 15 minutos del lunes: Aplausos Balconados 68.315 / Cese o Dimisión: 238 (más las 2.606 firmas de una petición anterior ya cerrada). En este campo al menos, la izquierda está más movilizada que la derecha. 

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