Análisis

Fátima Herranz

China: riesgos internos y globales

La senda económica de China en la última parte del año y de cara a los próximos trimestres se erige como uno de los principales factores que marcarán el devenir de la economía global en 2023. Como señaló recientemente la OCDE, las principales economías emergentes de Asia-Pacífico representan aproximadamente tres cuartas partes del crecimiento mundial esperado el próximo año, si bien China perderá protagonismo al anticiparse una significativa ralentización de su dinamismo a medio plazo.

En el actual entorno en el que la economía china está acusando el impacto de la estricta política de restricciones de movilidad para contener las sucesivas olas del virus, los ciudadanos han salido a las calles para protestar contra los controles que se han impuesto recientemente a nivel local. Una situación que podría aumentar las tensiones sociales, al mismo tiempo que el país hace frente a la fuerte crisis inmobiliaria, la atonía de la demanda interna y la desaceleración del comercio exterior. En definitiva, numerosos riesgos que condicionan a la baja las perspectivas de la segunda potencia mundial.

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