Análisis

manuel campo vidal

Esquerra y Podemos en auxilio de Núñez Feijóo

Buena parte de los dirigentes actúan como si todo fuera política interior

Cómo nos habremos internacionalizado, que en los brindis de fiestas, junto a los consabidos deseos de "paz, salud y amistad", este año hemos incorporado masivamente otras frases aspiracionales tipo "que Putin pare la guerra de Ucrania" y que "los chinos controlen el nuevo Covid".

La ciudadanía tiene un ojo puesto en lo que pasa en el mundo porque sabe que de la guerra de Ucrania depende el precio del gas, de la electricidad y la carestía en los alimentos. Y teme una nueva epidemia. Sin embargo, buena parte de los dirigentes actúan como si todo fuera política interior y cada uno habla de su libro. Pere Aragonés, por ejemplo, presidente de la Generalitat de Cataluña, sigue con lo del "derecho a decidir" y su partido con la "fecha del referéndum" sin conceder respiro a Pedro Sánchez que ha dado la cara por los suyos (y en contra de la opinión de los propios) a efectos de rebajar los delitos de sedición y malversación. El líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, debe agradecer a Esquerra Republicana el balón de oxígeno que le suministra. Así que ya sabemos que en el 2023 el Partido Popular, para erosionar a Sánchez, hablará más de Cataluña que de economía y energía, porque por ahí no rasca tanto.

Consultado un dirigente de Esquerra sobre su manifiesta ingratitud hacia Sánchez, argumenta que "eso es para cubrirnos de los ataques de Junts", la menguante pero influyente fuerza política de Carles Puigdemont, presidente huido a Bélgica. "Es un teatrillo", sentencia en Madrid una alta directiva de una potente empresa aseguradora. Será teatro, pero Núñez Feijóo, después del penoso episodio del mundo judicial, tiene ahí un filón para desgastar a Sánchez.

Aún le queda al líder del PP un empujón con el que sueña: que Pablo Iglesias mande a Podemos a las elecciones generales por un lado, mientras Yolanda Díaz e Izquierda Unida vayan por otro. Un miembro del "comité central" de Podemos, antiguo militante antifranquista en el Bajo Llobregat, cree que "a las municipales y autonómicas de mayo iremos separados, pero a las generales acudiremos juntos". Si también van separados, den a Núñez Feijóo como próximo presidente. Si se controlan los egos y hay candidatura conjunta, ya se verá. El empate técnico entre PSOE y PP domina por el momento.

En otros países también se da esa división entre políticos y ciudadanos que miran al mundo y dirigentes caseros que ignoran el contexto. En el Reino Unido una palabra crece como la espuma en conversaciones y crónicas: el "Breget" (de "arrepentirse") que va sustituyendo al "Brexit". Sólo los más recalcitrantes mantienen que salir de la Unión Europea fue una buena decisión. Las huelgas masivas de fin de año y el empobrecimiento general advierten que fue un gran error histórico que nacionalistas de otros confines europeos disimulan porque complica su discurso. "El procés catalán ya acabó y no se puede vivir fuera de los tiempos", sentencia Pedro Sánchez.

Entretanto, en Estados Unidos, Donald Trump va tropezando en su intento de volver a la Presidencia dividiendo la opinión republicana entre los que lo ven como salvador, y los que lo temen como un lastre. En los demócratas, Joe Biden se está envalentonando para volver a presentarse. Tiene en su favor algo que aún no se le reconoce suficientemente: está en guerra con Rusia (que en realidad es una guerra encubierta con China) pero habiendo delegado en la heroica Ucrania. Es decir, que Washington pone dinero y armas y Ucrania escenarios devastados y los muertos. Curioso trato.

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