Gracias a la vida

Gracias a la vida

Con la Fase Tres, que facilita el paso paulatino a una normalidad anormal, este cancionero analítico da por concluida su misión y aquí se queda la clara, la entrañable transparencia de vocación musical con la que nació para amenizar los prolongados días del confinamiento, las posteriores salidas de constreñido horario, las sucesivas suavidades que la desescalada iba permitiendo hasta llegar a este nuevo periodo en el que Moreno Bonilla medita permitirnos el desplazamiento extraprovincial, porque, como escribía ayer Carlos Mármol en El Mundo, "la gran desventaja de la 'nueva normalidad' es que 'las derechas reunidas' ya no van a poder quejarse ante la Moncloa, sino que deberán poner su propia ventanilla de reclamaciones en San Telmo", sede de la presidencia de la Junta de Andalucía. 
Pero como parece evidente que lo peor ha pasado. Salvo que todos esos capullos que van organizando 'botellones' (miedo me da cuando miro al calendario y esa fiesta sobrevenida va viniendo, la de las candelas de San Juan, reconvertida en 'macrobotellón' playero) y algún que otro irresponsable de los variados estereotipos que pueblan nuestras calles contribuyan a un repunte, aquella vocación de amenizar la función ha decaído. Y aunque canciones quedan por millares en el repertorio, antes que aburrir al respetable con una reiteración de argumentos, este cancionero inicia aquí una prudente retirada agradeciendo la atención prestada y ofreciéndose en todo momento a todos aquellos que, en algún momento, puedan considerar la reapertura de este 'quiosco musical', deseando -eso sí- que en ningún caso esa reapertura responda a la misma o análoga circunstancia que propició su aparición en este recóndito rincón de nuestro periódico. 
Para ello, para finiquitar a la media verónica recurrimos a esta Gracias a la vida, un himno humanista que data de 1966 y es composición de Violeta Parra, promotora en su momento de aquel movimiento musical que dio en llamarse Nueva Canción Chilena, tan denostada como represaliada pocos años después por Pinochet y sus conmilitones. Incluida en el álbum Las últimas composiciones, este agradecimiento a la vida y los sentidos que la naturaleza nos dio y la grandeza de ponerlos al servicio de los demás, va acompañado de otra vitalista canción, Volver a los 17, que -según la leyenda- responde a una relación que la cantante, entonces a la edad de 50 años, entabló con un joven 'partenaire' -"mi paso retrocedido / cuando el de ustedes avanza..."- y que encierra la semilla para el suicidio de Violeta Parra, un año después, cuando aquel desproporcionado idilio ya estaba roto. 
He ahí la inmensa paradoja de esta canción y su autora, que compone un canto a la vida pero un contratiempo vital la lleva al suicidio. Gracias a la vida, en todo caso, se constituyó de inmediato en una de las expresiones musicales en español más conocidas de todos los tiempos. A ello contribuyeron las versiones de Mercedes Sosa y Joan Báez, con difusión internacional más allá del continente sudamericano. En los años sucesivos Gracias a la vida sería versionada por multitud de intérpretes de los más variados estilos. Incluir el elenco completo excedería el tamaño y volumen de este comentario porque el mensaje de la canción conserva su 'buqué' original. 
En siete estrofas de sentimiento humano aunque todas rematadas por una vivencia personal, vista, audición, habla, corazón, movimiento, risa y llanto, en la gratitud de Parra "a la vida que me ha dado tanto". Como la sensibilidad que esta canción supura por los cuatros costados no necesita de comentario, mejor recordarla así, en su letra, resumida, de "dos luceros, que cuando los abro / perfecto distingo lo negro del blanco / y en el alto cielo su fondo estrellado".  Gracias a la vida que "me ha dado el oído, / que en todo su ancho"distingue "la voz tan tierna de mi bien amado". Y "el sonido y el abecedario: / con él, las palabras que pienso y declaro". Más "la marcha de mis pies cansados". Además, "el corazón, que agita su marco" (...) "cuando miro al bueno tan lejos del malo". Como conclusión, "me ha dado la risa y me ha dado el llanto. / Con ellos distingo dicha de quebranto, / los dos materiales que forman mi canto, / el canto de ustedes que es el mismo canto". 
¿Se puede añadir algo más? Pues tan solo a quienes hayan tenido la amabilidad de seguir este humilde cancionero, como diría Gianni Morandi: Grazie a tutti!

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