La Granada traicionada

Todo el que pasa por Sevilla es infectado por el mosquito del Guadalquivir que hace nublar las conciencias y se apunta a la marginación consciente de esta tierra

Hace muchos años, quizás una década, que denunciaba en las páginas de periódicos granadinos, la sistemática marginación a que se venía sometiendo a la ciudad y provincia de Granada en los Presupuestos Generales del Estado y especialmente en los de la Junta de Andalucía. Aporté datos de toda índole y mantuve un debate público sobre el Plan de Ordenación del Territorio con Manuel Pezzi, granadino de adopción, pero especialmente anclado en el concepto “redentor” del territorio de la Comunidad Autónoma de Andalucía. Sin embargo hasta ahora nadie con datos objetivos ha rebatido mis argumentos.

Recuerdo que en la propia Universidad de Granada quise realizar mi tesis de doctorado bajo el título Efecto y cuantificación del gasto público en los niveles de desarrollo de las provincias andaluzas. Esta tesis quedó en el olvido por la grave ocultación de datos que en aquellos tiempos existía a nivel estadístico y porque nadie quiso tutelarme la tesis, no por los incómodos resultados que podrían exponerse, sino porque se preveía que la tesis era cierta, que la Junta había concentrado el gasto y marginado conscientemente a determinadas provincias y como era de suponer, principalmente a Granada.

Después de aquello, el tiempo y los hechos vinieron a darme la razón. Recuerdo la creación y proliferación de los Centros Tecnológicos, que se repartieron entre 5 y 7 por provincia. Para Granada, a pesar de su nivel tecnológico no se concedió ninguno, salvo el CIDAF y a última hora. Estos centros constituían un flujo continuo de fondos europeos de los que se privó a Granada de forma consciente.

Posteriormente a Susana Díaz se le ocurrió cerrar el Hospital Virgen de las Nieves, en tanto a Sevilla o a Málaga se les dotaba con más centros hospitalarios. No quiero pensar lo que hubiera ocurrido en Granada y la pandemia con un solo hospital. El caos hubiera sido terrible. A estas mentes iluminadas por los efluvios del Guadalquivir, se les había olvidado que la concentración urbana del Área Metropolitana de Granada tiene una población que se acerca a los 600.000 habitantes, sin servicios adecuados, sin infraestructura de comunicaciones y un flujo diario que la hacen ser la tercera ciudad más contaminada de España.

La terquedad llega al extremo con la nueva administración andaluza. Resulta que Granada tiene su “confianza” puesta en la señora consejera Marifrán Carazo, que nos vino a decir que ya podíamos ir al aeropuerto de Sevilla desde Granada en el inestimable tiempo de 3 horas por tren. A la señora consejera responsable se la había olvidado que Granada tiene su propio aeropuerto por el que la Diputación Provincial viene luchando desde hace décadas con las zancadillas institucionales propias del mismo Ayuntamiento de la ciudad, o el aeropuerto de Málaga a una hora de distancia con mejores conexiones y servicios, fruto de la pasión de una malagueña que luchó por su tierra.

Ahora leemos que algunos diputados del PP se quejan de que el aeropuerto de Granada no tenga vuelos internacionales. Seguramente Pepe Torres tenga una acertada respuesta. El tema es que desde hace muchos años, con el POTA se determinaron las Áreas Logísticas de Andalucía y como era de esperar a Granada se le planificó un área de tercer grado. Estas Áreas son fundamentales en la concepción de las grandes líneas de transporte y abastecimiento. Granada, tercera área metropolitana de Andalucía fue diseñada con la misma categoría que Antequera o Linares.

Cuando Europa aprobó el Corredor Mediterráneo, su diseño, que con toda lógica debería haber comunicado Algeciras con Málaga, Granada y Almería, se inicia en Sevilla y atraviesa (supuestamente) Granada para bajar a Almería utilizando las Áreas Logísticas que provean de servicios de transportes hacia Europa. Pues si la anterior administración andaluza olvidó la de Granada guardándola en el cajón eterno de los presupuestos inexistentes y los trámites eternos, por el sonrojante argumento de que Granada no era prioritaria, la nueva administración ha determinado cerrar el capítulo de las Áreas Logísticas para crear un nuevo programa que llama PITMA (Plan de Infraestructuras del Transporte de Andalucía 2021-2030).

Si tenemos en cuenta que la de Granada ya tenía aprobado el Plan de Actuación y el Informe Ambiental después de 10 o 15 años, ahora queda todo en suspenso e iniciamos un nuevo ciclo de otros 20 años de trámite, que es la media de duración de los procedimientos para Granada en cualquier actuación de la administración andaluza, todo ello viene a encajar la difícil comprensión del exalcalde de Granada con su postura sobre el corredor mediterráneo que va de Sevilla a Madrid.

Hace unos días que el responsable de Planificación del Departamento de Puertos de la Consejería de la señora Carazo me decía que el Área de Granada había quedado relegada porque no había en Granada demanda de servicios que hubiera impulsado la ejecución de esta obra. Callado se lo tenía la consejera y callado se lo tenía el director general de Obras Públicas, que también procede de Granada. Pero sin embargo figura una presentación del nuevo Plan (2021-2027) en la Consejo de Gobierno de 24 de noviembre de 2020, publicado en prensa en las que dice que la Junta va a invertir 176 millones de euros en las áreas logísticas de Andalucía y señala con descaro que en Sevilla se va a construir la segunda, la de Majarabique y que se van a invertir 38 millones y señalan el Puerto Seco de Antequera, Níjar, la segunda y tercera fase del Área Logística de Córdoba, segunda fase de Bahía de Algeciras, Jaén, Motril y Huelva. Es decir, Granada queda de nuevo marginada.

Todo ello sorprende cuando la anterior administración andaluza había obtenido ya el estudio de impacto ambiental y aprobado el Plan Urbanístico. Es decir, habían finalizado los trámites. Entendida la postura del Ayuntamiento de Granada en relación con el aeropuerto, entendidos sus silencios, entendida su posición encubierta de apoyo al Eje Mediterráneo que pasa de Sevilla a Madrid, entendido el nuevo PITMA y entendida la capacidad política de los que sistemáticamente han representado de alguna forma a esta ciudad y provincia.

Si a ello añadimos la vergüenza del diseño, tardanza y precariedad de la alta velocidad a Granada, los tiempos de la segunda circunvalación, la 43G, las demoras e inutilidad del tranvía metropolitano para resolver los graves problemas de tráfico del área, las conexiones de la interminable presa de Rules, ralentizando adrede la canalización de sus aguas, lo de la alta velocidad y su paso por Loja después de 28 años de retraso, el interés por administrar la Alhambra, privatizar Cetursa, el Parque de las Ciencias, la Escuela de Salud Pública, el Área Logística, el olvido y abandono de Granada a lo largo de los tiempos.

No es el aldeanismo de Pezzi, ni los agravios infundados. Es la evidencia contrastada de que todo el que pasa por Sevilla es infectado por el mosquito del Guadalquivir que hace nublar las conciencias y se apunta a la marginación consciente de esta tierra. La señora Carazo y su (amigo personal) director general de Obras Públicas fueron elegidos por la ciudadanía de Granada para que representen a esta tierra y deben inexcusablemente dar cuenta de estas medidas o la ciudadanía de Granada exigir su dimisión por incompetentes o lo que es peor, por traidores.

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