Cancionero para una crisis

Yo pisaré las calles nuevamente

Aquí y ahora vivimos otra tragedia, aunque de caracteres distintos a aquella de Chile que removió las conciencias internacionales

Yo pisaré las calles nuevamente

Yo pisaré las calles nuevamente

Yo pisaré las calles nuevamente. Será a primera hora de hoy, según la franja horaria que nos reservan por edad, de modo que para cuando el amable lector se eche a la vista este comentario mis pasos se habrán detenido "en una hermosa plaza liberada", donde "llorar por los ausentes", esos casi veinticinco mil españoles, una cifra que de solo formularla estremece. 
Para celebrar la jornada festiva que dará rienda suelta a mes y medio de reclusión, este cancionero analítico recurre a 'Yo pisaré las calles nuevamente', de Pablo Milanés, después de vencer los escrúpulos de apelar a un título adecuado por lo descriptivo pero cuyo contenido y contexto en el que fue compuesta encajan poco con la euforia de la salida y el anhelo en el que consumimos las horas previas a la rienda suelta que habrá sonado a las seis de esta mañana. En cualquier caso, esta 'Yo pisaré las calles nuevamente' es una canción de esperanza en medio de las circunstancias trágicas  que inspiraron su composición: la muerte en 1974 de Miguel Enríquez, dirigente del MIR chileno, dentro de la brutal represión que se desató en Chile a partir de septiembre de 1973, tras el cruento golpe de Estado encabezado por el general Augusto Pinochet contra el Gobierno legítimo de Salvador Allende. 
Aquí y ahora vivimos otra tragedia, aunque de caracteres distintos a aquella de Chile que removió las conciencias internacionales. Esta de ahora, y su intensificación a medida que vayamos conviviendo con sus consecuencias, encuentra en 'Yo pisaré las calles nuevamente' alguna concomitancia de aplicación a nuestras circunstancias de hoy. Así, ese "yo, unido al que hizo mucho y poco", entre los que nos encontramos los que hemos permanecido pasivos e inactivos mientras nuestro personal sanitario se batía en primera fila sin equipo adecuado y con riesgo cierto de resultar infectado por el coronavirus. También, agentes y soldados, como los asistentes sociales que mantuvieron la atención a domicilio de las personas más vulnerables... Todos disfrutaremos por igual de ese sencillo paseo, pero no todos nos lo hemos ganado con el mismo mérito. 
La canción de Pablo Milanés habla de "lo que fue Santiago ensangrentada". Aquí no llegamos a eso porque no hay paralelismo en las causas que inspiraron el anhelo de Milanés por pisar las calles nuevamente. No venimos "del desierto calcinante" que el compositor cubano apunta al salir "de los bosques y los lagos" pero sí estamos en deuda moral con las víctimas y sus allegados para evocar -"en un cerro de Santiago", en la canción- "a mis hermanos que murieron antes". Y, en todos los casos, ese luminoso día que apunta el cantante en la recuperación de la libertad reprimida en Chile encuentra traslación al momento que vivimos en la necesidad vital de reactivar la ciudad y su bullicio de primavera: "Retornarán los libros, las canciones". 
La composición de Pablo Milanés se sitúa en ese escenario de "Santiago ensagrentada", a un año del golpe de Pinochet. La canción, así, habla de "manos asesinas" y de "traidores" que "pagarán su culpa", junto a una emocionada alusión por el "canto del suelo / a una vida segada en La Moneda", la de Allende, que se mantuvo con dignidad en el palacio presidencial, rechazando una oferta de exilio formulada por los golpistas, que prefirió suicidarse antes que caer en manos de esos 'traidores' que apunta la canción. El cantante cubano pisó las calles "nuevamente de lo que fue Santiago ensangrentada" muchos años después, en 1989, cuando Chile empezaba un proceso de recuperación de libertades. Aquí, sin caer en el tremendismo de Milanés que imponen las circunstancias que inspiran la canción, sí que cuando pasen los peores momentos de este mal momento, sí que será necesaria una investigación a fondo sobre lo actuado y lo no actuado. Más que nada, para extraer consecuencias de cara a una hipotética repetición de esta u otras pandemias, de forma que nos encuentre más y mejor preparados y dispuestos para afrontarla. 
Este día de hoy y otros que le seguirán hasta la desescalada total tenía que llegar más temprano que tarde, por seguir con la evocación chilena. La cuestión ahora es acostumbrase a convivir con esta amenaza que nunca se disipará del todo. El virus muta ahora a los cuerpos de la economía, generando paro y pobreza. Mientras entramos en una fase de incógnitas sobre la intensidad real de la tragedia y el prolongado devenir de la recuperación, disfrutemos siquiera por este momento de hoy en que -como Milanés- nos detendremos a llorar por los ausentes, pero también en la esperanzada contemplación de ese niño de la canción, "un niño jugará en una alameda / y cantará con sus amigos nuevos". La vida, que se sucede a sí misma... 
 

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