Análisis

carmen pérez

Universidad de Sevilla

50 cumpleaños

El 24 de abril se inició una nueva Conferencia Internacional de Supervisores Bancarios. En su apertura, nuestro gobernador, Pablo Hernández de Cos, pronunció un discurso, Building on 50 years of global cooperation, para conmemorar los 50 años de vida del Comité de Supervisión Bancaria de Basilea, que él actualmente preside. Fue un discurso exento completamente de toda crítica a la labor de este comité en este medio siglo.

El objetivo que persigue este comité, desde que se creó en 1974, es salvaguardar la estabilidad financiera global fortaleciendo la regulación, la supervisión y las prácticas de los bancos en todo el mundo. Así, establece una normativa global mínima y común bajo la que deben operar todos los bancos, sin conducir a una plena armonización, porque cada país, dentro de los límites establecidos, la personaliza.

Esta cooperación resulta completamente necesaria en un mundo globalizado. Si cada país fuera por su cuenta, se produciría, como dijo Hernández de Cos, una fragmentación regulatoria, un arbitraje regulatorio y una posible dilución de la resiliencia de los bancos en una “carrera hacia el fondo”. Totalmente de acuerdo: sería el caos.

El futuro se presenta, como siempre, complicado. Hernández de Cos señaló lo fundamental que sigue siendo la cooperación transfronteriza en un momento en el que los riesgos geopolíticos y el populismo van en aumento. Además, el sistema bancario se ha vuelto mucho más sofisticado. Se están produciendo transformaciones profundas en el sistema bancario global, especialmente con la actual digitalización de las finanzas, el creciente papel de las instituciones financieras no bancarias o los riesgos financieros relacionados con el clima, que exigen la estrecha colaboración con autoridades y entidades de todo tipo.

Ante ello, el gobernador reclama un supervisor “renacentista”, con conocimientos especializados o técnicos sobre la regulación bancaria, pero también en una amplia gama de tendencias emergentes, y que sea capaz de conectar puntos y anticipar cuestiones transversales: un supervisor que piense de forma creativa en un mundo de mayor incertidumbre, sin perder de vista los fundamentos de la supervisión y sus principios fundamentales.

Todo muy bien, pero pongamos el énfasis en otra cuestión. No basta con que todos los bancos vayan a la par. Han de ir a la par, pero bien, esto es, resulta esencial que los Acuerdos adoptados sean buenos, porque en caso contrario llevan al sistema igualmente al caos. Y la crisis financiera global de 2008, la mayor crisis financiera de la Historia, fue el acontecimiento que refleja el fracaso indiscutible del Comité. El gobernador no cantó el “mea culpa” en ningún momento por el contenido de los Acuerdos que no la evitaron, o mejor yo diría, que la propiciaron.

El gobernador dice que le deben a los ciudadanos luchar contra el coro que pide suavizar las normas o aboga por la fragmentación regulatoria, porque los costos de las crisis bancarias para nuestras sociedades son demasiado grandes y profundos. Damos fe, los hemos sufrido en nuestras propias carnes. Lo que es preciso es que ellos sean rigurosos, valientes, independientes y firmes redactando los Acuerdos y exigiendo su cumplimiento.

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