Cancionero para una crisis

Nueve semanas y media

Fue una antología del amor macarra y la sensualidad yuppi, un movimiento de triunfadores de plástico que se imponía en aquellos años finales de los 80

Se cumplen entre hoy y mañana nueve semanas y media en estado de alarma. En la efeméride este cancionero analítico se permite la pequeña trampa de encabezar el comentario de hoy -antes que con el nombre de la canción- con el título de la película que le dio fama. Sí, Nueve semanas y media, mejor que Puedes dejarte el sombrero puesto, traducción literal de You can leave hat on, que a estas horas en que aparece estamos todavía en horario de protección infantil. Sin entrar en pormenores, eso sí, creo que casi todos estaremos de acuerdo en que este arresto domiciliario que vamos superando hubiera sido más llevadero si la reclusión hubiese sido en compañía de Kim Bassinger. Ahí lo dejo. (El lenguaje de la corrección en estos tiempos políticamente correctos impone el añadido: sí, también hubiera sido más llevadera para ellas en compañía de un 'chori' como el que interpreta Mickey Rourke en la película). Así que la banda sonora del día nos trae a Nueve semanas y media, una antología del amor macarra y la sensualidad yuppi, un movimiento de triunfadores de plástico que se imponía en aquellos años finales de los 80. La película, que dio la vuelta al mundo con éxito universal de taquilla, era mala de solemnidad. Pero entre los elementos salvables están los acordes de esta canción que mientras permite la permanencia del sombrero invita a la caída de la hoja, es decir, "baby, take off your coat really slow. / Then take off your shoes. / I'll take off your shoes. / Baby, take off your dress, yes", o lo que es lo mismo: "Chica, quítate el abrigo muy despacio. / Luego, quítate los zapatos. / Yo te quitaré los zapatos. / Chica, quítate el vestido, sí".  A estas alturas de la película, claro está, poco importa que por todo atuendo permanezca el hat, el sombrero... Siempre de fondo con los sones y la voz de Joe Cocker, quien, en realidad, no compuso el tema, que es obra de Randy Newman, compuesta en 1972, quince años antes de la película.  Y no es que Cocker o esta You can leave hat on sean la única expresión erótica del filme. En la banda sonora aparecen otras de títulos tan sugerentes como Lo mejor está por llegar, Esclava del amor o Pan y mantequilla que parece remitir a aquel Último tango en París de excursiones forzosas a Perpignan a primeros de los 70. Pero, claro, ninguna de esas canciones mantiene el ritmo del sensual y transparente striptease que a contraluz protagoniza la Bassinger bajo la mirada bobalicona del Rourke que se ha convertido en la imagen alegórica de los secretos de alcoba, que a raíz de Nueve semanas y media queda a disposición de cualquier pareja ardorosa o imaginativa. Solo que... los secretos son eso: si se cuentan dejan de ser secretos y generalmente quien los cuenta es porque no los practica mientras que quien los practica no suele contarlos.

Además, la leyenda urbana asegura que se rodaron otras varias escenas de torridez semejante o superior, aunque los productores optaron por no incluirlas en el montaje final para evitar dificultades en la distribución del filme entre la muy puritana de fachada sociedad estadounidense.  Ni siquiera el tiempo ha sido piadoso con la película y sus escenas de videoclip: una ojeada por las críticas cuando se cumplían los treinta años de su rodaje la siguen considerando entre las peores de la historia. Tampoco Adrian Lyne, su director, está en el cuadro de honor de la cinematografía por su Flashdance ni aunque volviera a utilizar el erotismo como elemento central un año después de esas nueve semanas y pico en Atracción fatal o en la desafortunada reedición de Lolita, en 1997. Kim Bassinger, que venía de ser chica-Bond en Nunca digas nunca jamás, al menos consiguió enderezar su carrera después de las críticas a su interpretación en la película de Lyne, con un óscar por su interpretación en L.A. Confidencial. Rourke, mediocre antes y después de las nueve semanas y media que se pasó dale que te pego, derivó al boxeo pero parece ser que recibió más que dio galletas y guantazos en su carrera entre las doce cuerdas del ring.  Joe Cocker, sin embargo, aunque a sus espaldas contaba con una notable carrera musical, certificó su fama internacional a partir de invitar a la Bassinger a dejarse el sombrero puesto. Y es que esta You can leave your hat on es ya un clásico que hasta recibe guiños en comedias posteriores: nada menos que Tom Jones grabó una tercera versión, tras las de Newman y Cocker, para acompañar el striptease  de los cuatro infortunados ex mineros obligados a desnudarse ante sus convecinos cuando les caducó la cartilla del paro en Full Monty, la película de Peter Cattaneo. 

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