Salud sin fronteras
José Martínez Olmos
Sanidad e impuestos
El inicio del mes de septiembre supone el comienzo de un nuevo curso en lo que se refiere a las políticas públicas. En el ámbito de las políticas sanitarias, en este nuevo curso, convendría disponer de una hoja de ruta que nos permitiera superar los serios problemas que aquejan a nuestra sanidad y afrontar también los desafíos que interpelan el futuro del sistema público.
En esta tribuna me quiero referir a los problemas y desafíos que tiene el Sistema Nacional de Salud en su conjunto, ya que son comunes a todas las comunidades. Ello no quiere decir que no haya problemas específicos de Andalucía ni que en los temas que afectan de manera común al resto de las comunidades, Andalucía pueda evitar tener responsabilidades.
Comenzaré por afirmar que se hace necesario un pacto de Estado que debería implicar no solo direcciones nacionales de los grandes partidos, al Gobierno de España y a la oposición, sino que se hace imprescindible que estén implicadas las comunidades autónomas. La necesidad de incorporar a estos actores tan dispares hace casi imposible alcanzar dicho pacto; pero no por difícil hay que dejar de reclamarlo. Y es que el futuro de la sanidad pública requiere cambios relevantes en asuntos que afectan a todas las administraciones independientemente de las competencias.
Así, la financiación de la sanidad debiera articular una nueva política que modificara el actual sistema vigente que resulta claramente insuficiente, desigual entre comunidades y, además, debiera pasar a ser un sistema específico y finalista que evite las dinámicas que hacen que no se destinen los recursos necesarios a la sanidad y, en la medida que las comunidades pueden tomar esas decisiones, se fomente aún más la desigual financiación que perjudica finalmente a la ciudadanía.
Por otra parte, es imprescindible renovar y mejorar la Atención Primaria para que pueda atender las nuevas necesidades derivadas del envejecimiento y la cronicidad dando más espacio y competencias a la enfermería y a profesionales del ámbito de la farmacia comunitaria.
Además, la actualización de la cartera de servicios y su ampliación a la innovación, hacen imprescindible una política favorable a la mejora continua de la oferta incorporada en la cartera de servicios.
Las mejoras en la gestión de los recursos humanos, tanto en la planificación de necesidades futuras para solucionar la escasez que sufrimos. También la coordinación con el sector sociosanitario es un aspecto esencial en el que vamos tarde y convendría poder avanzar para asegurar una atención de calidad y ganar en eficiencia.
Otros aspectos que abordaremos en futuras tribunas como la incorporación adecuada de la Inteligencia Artificial en salud, la gestión de la política farmacéutica para asegurar que la innovación esté accesible o la puesta en marcha de la Agencia Estatal de Salud Pública para avanzar en promoción, prevención y protección de la salud, de forma que la lucha frente a los determinantes sociales y la aplicación de políticas en favor de la equidad sean una realidad, son acciones imprescindibles.
Sin pacto de Estado será muy difícil avanzar en estos objetivos. Por eso hay que reclamarlo aunque, si no es posible conseguirlo, no debemos cruzarnos de brazos ni eludir responsabilidades ni dejar de actuar por parte de ninguno de los responsables autonómicos de nuestro sistema público de salud. Es cosa de todos y todas.
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