La calidad educativa es una de las expresiones más utilizadas actualmente en el ámbito educativo, como punto de referencia que justifica cualquier proceso de cambio o plan de mejora. La escuela forma parte de la sociedad y tiene su razón de ser en el servicio que presta a la misma. Teniendo esto presente, cuando pensamos en un sistema de educación de calidad debemos de tener claro qué entendemos por calidad.

La educación es de calidad si va dirigida a "satisfacer las aspiraciones del conjunto de los sectores de la sociedad”. Desde luego, debe contar con los recursos necesarios para alcanzar los objetivos que persigue y debe de ir dirigida de forma equitativa a toda la sociedad.

Una escuela de calidad debe caracterizarse por ser accesible a todos los ciudadanos y debe de facilitar al alumnado los recursos personales, organizativos y materiales, ajustados a sus necesidades. También debe promover cambio e innovación en la institución escolar y en las aulas y por supuesto promover la participación activa del alumnado, tanto en el aprendizaje como en la vida de la institución, en un marco de valores donde todos se sientan respetados y valorados como personas. Es fundamental lograr la participación de las familias en la comunidad educativa, donde el profesorado es pieza clave junto a los demás profesionales del centro. El personal no docente también tiene un papel relevante el logro de los objetivos propuestos. Por lo dicho anteriormente queda más que claro que la "educación es cosa de todos" y será de gran relevancia que cada uno conozca cual es su papel dentro del sistema educativo.

Lo deseable sería en un Estado Ideal que la administración educativa además de promulgar las normas necesarias proporcionase los recursos materiales y humanos necesarios para alcanzar los objetivos previstos. Los equipos directivos han de estar formados y cualificados para el desarrollo de sus competencias organizativas y de planificación de objetivos a conseguir, siendo la mejora continua el horizonte de actuación. El profesorado ha de tener en la formación uno de sus apoyos fundamentales para desarrollar una de las tareas vocacionales más relevantes de la sociedad. El alumnado ha de estar abierto en un proceso de enseñanza/aprendizaje que será fundamental en su conformación como persona y como profesional.

Cuando nos referimos al alumnado de primaria y enseñanzas medias hay que contar siempre con la participación de los padres y madres en el proceso educativo. Ellos pueden facilitar un proceso del que deben ser cómplices necesarios para que sus hijos e hijas logren encontrar su lugar en la sociedad. En este contexto, el nuevo curso que se inicia en Andalucía, no parece que todo esté debidamente planificado ni que se cuente con los recursos materiales y humanos necesarios. Ha habido un recorte importante de profesorado con respecto al curso anterior y en los medios materiales en un contexto Covid el señor Consejero anda a la gresca con los Ayuntamientos.

Los equipos directivos se han tenido que "buscar la vida" para organizar el inicio de curso con menos recursos, y la única preocupación de la Consejería de Educación y Deportes de la Junta de Andalucía es que el profesorado fiche en los centros y que rellenen cuantos más papeles mejor. La Calidad educativa no viene nunca por rellenar muchos papeles y por tener "vigilado" al profesorado. Son las relaciones de confianza y el reconocimiento, elementos mucho más valiosos para alcanzar los objetivos previstos.

El pleno del Parlamento de Andalucía de 23 de noviembre de 2016 aprobó una Moción relativa a la política en materia de burocracia en la materia educativa andaluza. En dicha moción se instaba al Consejo de Gobierno a la elaboración de "Un libro Blanco de la desburocratización del Sistema Educativo Andaluz". En cumplimiento de este mandato parlamentario, la Consejería de Educación elaboró un Informe para la elaboración de un Libro Blanco para la desburocratización del Sistema Educativo Andaluz, que consta de 95 páginas y que fue participado por toda la comunidad educativa. En dicho informe, tras un diálogo y reflexión existe un diagnóstico y un plan de simplificación con un calendario de aplicación. Desde marzo del 2017 existe este documento y la Consejería empezó a actuar con la intención de simplificar al máximo las tareas encomendadas al profesorado desde el punto de vista administrativo. Algunas de dichas medidas empezaron a ponerse en marcha durante el curso 2017/18, pero todo quedo en el olvido con el cambio de Gobierno el curso siguiente.

La realidad actual del sistema educativo andaluz es que todo ha empeorado significativamente en este aspecto y el profesorado es el que sufre en el día a día las interminables tareas administrativas que se le exigen desde distintos ámbitos siendo en muchas ocasiones tareas duplicadas y que sirven de poco para alcanzar el objetivo final que debiera ser la Calidad Educativa.