Mañana se celebra nuevamente por el régimen andaluz el glorioso día de la falsa patria andaluza, ese 28-F que no pudo refrendarse en un referéndum fallido y perdido, e inconstitucionalmente amañado para inventar esa Andalucía “legendaria” que llevamos padeciendo ya durante la friolera de 44 años.

Muchos granadinos somos conscientes de que en la región histórica de Granada nada hay que celebrar ese día en el que artificialmente se engendró un falso relato que perdura hasta nuestros días gracias al machacón adoctrinamiento de la Junta andaluza.

En este 44º 28-F volvemos a recordar que nuestra forzada inclusión en una autonomía diseñada para exclusivo beneficio de Sevilla –y ahora también de Málaga– nada nos ha dado, excepto perjuicio, olvido, preterición y una feroz recentralización.

Rememoramos nuestra lacerante situación, así como la traición política de quienes dicen representarnos: políticos electos por Granada, artífices directos de nuestra postergación con tal de salvar sus sillones y prebendas.

Revivimos dolorosamente que lo hemos perdido todo desde nuestra inclusión en Andalucía: riqueza, desarrollo, infraestructuras, estructuras administrativas, judiciales, militares… hasta convertirnos en lo que somos en 2024: la provincia más pobre de España y sin perspectivas de futuro.

Confirmamos que ni la historia, ni la geografía, ni la cartografía, ni las tradicionales divisiones administrativa, judicial y militar de España avalan el artificio autonómico andaluz, y que la históricamente constatada creación artificial de Andalucía no puede seguir destruyendo el presente y el futuro de Granada.

Recordamos que en Granada no nos sentimos andaluces, ni nos identificamos con el folklorismo sevillano regente.

Desgraciadamente, como cada año, en Granada nuestros políticos celebrarán con alharacas tan ominoso día para nuestra tierra, para remarcar que somos muy importantes en Andalucía, cuando 44 años demuestran justo lo contrario.

Celebren pues los políticos traicioneros a Granada la quimera del mítico 28-F, canten su pretencioso himno al son de la bandera blanquiverde, alaben a su infame ídolo con pies de barro, porque quizás esta maltrecha Granada les arrebate algún día sus sillones por no defender la tierra que les eligió.

En Granada ya no esperamos nada de Andalucía, porque sólo nos ha deparado desprecio y miseria política, económica, social e institucional. Nuestra única oportunidad vendrá por la vía de la autonomía regional propia conforme a la Constitución y dentro de España. Los derechos territoriales históricos de Granada son indiscutibles y es plenamente legítimo nuestro derecho a constituir una autonomía distinta de Andalucía, como siempre estuvo. Es una reivindicación territorial justa y legítima que devolvería a nuestros territorios históricos su autogobierno. Granada no es Andalucía y aquí no es 28-F.

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