El lanzador de cuchillos

Bolaños, Cayetana y uno de El Salvador

Bruselas desmiente a Bolaños, pero se pasa el desmentido por el arco de detectar mentiras gubernamentales

Uno. Bolaños comparece el jueves en Bruselas después de su reunión con el comisario de Justicia y asegura que las autoridades europeas le han preguntado más por la falta de renovación del Consejo General del Poder Judicial que por la cosa de la amnistía. Preocupación cero en la UE. Conocen la proposición de ley y saben que es absolutamente compatible con la Constitución y el derecho comunitario. En cambio, lo del CGPJ, que es culpa de Feijóo, es gravísimo, inconstitucional y supone una preocupación máxima para Reynders y Von der Leyen. Bruselas desmiente a Bolaños, pero Bolaños se pasa el desmentido por el arco de detectar mentiras gubernamentales. El miniyó de Pedro Sánchez también suelta los embustes sin que se le altere un músculo de la cara: una seña de identidad del sanchismo es la relajación total de los esfínteres morales.

Dos. Vuelve Cayetana. Es una buena noticia para la derecha y para el prestigio del Parlamento porque Cayetana tiene un discurso brillante en el que, además, cree. Es una polemista temible, siempre cargada de razones y argumentos que defiende de manera elocuente. En un ambiente tan degradado como el del actual Congreso es una rara avis, un islote de inteligencia y educación. Cayetana levanta la barbilla, pero nunca la voz. La izquierda, sin embargo, no la soporta porque nunca le ha pagado peajes ni pedido perdón por existir. Contra lo que suele ocurrir entre la dirigencia pepera, no se avergüenza de sus ideas ni de sus votantes; por eso, para quienes extienden los certificados de lo políticamente aceptable, CAT es la facha, la radical, la crispadora. La señora marquesa, así, con tonito. Es curioso: nos pasamos la vida pidiendo que a la política lleguen los mejores y cuando personas con la preparación y el talento de Cayetana dan el paso, nunca se lo perdonamos.

Tres. Se hurta a los españoles el debate parlamentario sobre la amnistía y el (inaceptable) referéndum –el Congreso se ha convertido en sala de conciertos–, el futuro de la nación lo negocian en secreto en una ciudad suiza la conmilitona de un prófugo de la justicia, cuyo partido quedó quinto en Cataluña en las últimas elecciones, un político socialista de segunda fila –la primera tampoco está para tirar cohetes– y un verificador internacional –madre mía, qué bochorno– que ha resultado ser un diplomático salvadoreño. La España del sanchismoleninismo es puro realismo mágico. De Mágico González.

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