Despolitizar la sanidad

En los últimos 30 años se ha utilizado un tema tan sensible como la salud como arma política arrojadiza

Aires de 'protesta' corren en nuestra sanidad pública. A la vigente huelga en la Comunidad de Madrid de la Atención Primaria, se unen movilizaciones en otras comunidades autónomas. Como siempre, los políticos de los distintos partidos utilizarán estas reivindicaciones como acicate para cargar contra los gobiernos autonómicos de signo político opuesto. Y es que en nuestro país en los últimos 30 años se ha utilizado un tema tan sensible como la salud de ciudadanos como arma política arrojadiza. La situación actual en nuestra sanidad pública es crítica, pero ya lo era en los últimos años y la Covid no ha hecho sino precipitar esta situación que ya advertíamos desde hace tiempo. Y es que la planificación de la política sanitaria de las sucesivas administraciones ha sido nefasta, o mejor dicho, inexistente. Todos sabíamos que los médicos nacidos en el Baby boom se jubilarían en los próximos 10-15 años y que la escasez de 'galenos' llegaría más pronto que tarde. Las únicas medidas que se han tomado al respecto han sido: aumentar las plazas de alumnos de medicina y acelerar la homologación de títulos de extranjeros extracomunitarios; todas ellas insuficientes. Además, 'para más inri', ahora formamos médicos especialistas, con el esfuerzo y el coste económico que esto supone, para exportarlos a otros países como Francia, Reino Unido, Dinamarca, Bélgica, Alemania y Suiza, países que ofrecen estabilidad laboral y un elevado sueldo a nuestros recién titulados, que ya no tienen la barrera idiomática, que a otros nos frenó en el pasado para emigrar. En este país muchos médicos de mi generación hemos sido maltratados laboralmente y muestra de ello son: los contratos precarios, de hasta 1 día de duración, contrataciones para guardias con sueldos casi 'mileuristas', manteniéndonos a algunos 20 años eventuales en nuestros puesto de trabajo. Todo ello aprovechando que en esta profesión siempre hemos antepuesto la vocación y el servicio a los ciudadanos, a unas justas reivindicaciones.

Por ello hay que exigir a los partidos políticos un gran pacto de estado por la Sanidad que evite el uso de esta, con fines electoralistas; y a los gobiernos actuales y futuros, que promuevan la educación sanitaria para hacer un uso racional de nuestro sistema de salud, fomentando la medicina preventiva; y que retengan a nuestros especialistas recién formados con mejoras salariales y unas dignas condiciones laborales, para evitar el éxodo de unos magníficos profesionales de la medicina que son tan codiciados fuera de España.

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