Rosa de los vientos

Pilar Bensusan

bensusan@ugr.es

Granada no es Andalucía

La históricamente más que constatada creación artificial de Andalucía no puede seguir destruyendo el presente y el futuro de Granada, tal y como ha sucedido en las 4 décadas que preceden a nuestro infausto presente. Discriminación, ninguneo, postergación, preterición, da igual como se denomine al arrinconamiento que, a sabiendas, han perpetrado los que ahora lloran, y ahora perpetran los que antes lloraban.

Granada no es Andalucía, no lo ha sido nunca, por más que lo hayan intentado los tahúres del Guadalquivir, expertos en pucherazos inconstitucionales y antidemocráticos y en difundir cínicamente sus parabienes.

Pero no hay más que mirar a nuestro presente de relegación para constatar que tanta palabrería impregnada de perfume de izquierdas o de derechas sólo ha producido un resultado, la conversión de Granada en una paupérrima provincia periférica de esa Andalucía que ni está, ni ya se la espera.

Y ya no se la espera porque ha tenido su oportunidad, una oportunidad que sólo nos ha deparado desprecio y miseria política, económica, social e institucional. Ahora la única oportunidad para esta tierra que nunca ha sido Andalucía ha de llegar por la vía de la autonomía regional propia de Granada, por su salida de Andalucía, por el Granadexit, que es el único instrumento que, conforme a la Constitución, nos va a proporcionar de una vez la independencia de Andalucía, no de España. Es una reivindicación territorial justa y legítima que devolvería a nuestros territorios históricos la autonomía que nunca debió ceder a profesionales de la política, que sólo luchan por sus intereses y no por los de Granada y los granadinos.

Los derechos territoriales históricos de Granada son indiscutibles y es plenamente legítimo nuestro derecho a constituir una Comunidad Autónoma distinta de Andalucía, aparte, como siempre estuvo, y así debe volver a ser.

La lista de agravios de Andalucía a Granada es interminable y seguir tolerándolos nos hace cómplices pasivos del mal hacer y el desapego con que los políticos electos por nuestra tierra la han traicionado en beneficio propio aunque Granada agonice.

Y Granada sigue agonizando en esta Andalucía traicionera, por lo que salir de ella es prioritario para nuestra supervivencia territorial, el exit nos espera y, con él, el éxito, y también el existir. El Granadexit no liberará de las cadenas de Andalucía, para acceder en régimen de igualdad con otros territorios de España a la autonomía propia y no seguir arbitrariamente gobernados desde Andalucía, porque Granada no es Andalucía.

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