Tras la caída del Imperio Romano de occidente, las escuelas municipales romanas languidecieron tomando el relevo las escuelas catedralicias o episcopales junto a las monacales. El nacimiento de las universidades en el siglo XII relegó el papel de estas instituciones, pero su predicamento, especialmente en el terreno musical, se ha mantenido hasta la etapa contemporánea. Posiblemente Juan Alfonso García haya sido uno de los últimos representantes de esta gran tradición.

Juan Alfonso García (Los Santos de Maimona 1935, Granada 2015), es una figura muy destacada del panorama cultural contemporáneo. Compositor muy sólido que ha buscado siempre un lenguaje contemporáneo dentro de un camino propio, sin renunciar a referencias sobre todo de los grandes polifonistas del renacimiento y el barroco. Para Juan Alfonso la música es espiritualidad, conciencia estética, destilación del pensamiento sonoro. Como intérprete ha sido un gran organista y ha dado numerosos conciertos. Su faceta de profesor también ha sido muy destacada, tanto en la Cátedra Manuel de Falla, como en la "escuela" de la Catedral, a donde íbamos sus alumnos.

Su música en primer lugar está muy bien escrita, por el conocimiento técnico de la composición y hasta por la cuidada y artística caligrafía. Es música que busca la esencia, que no quiere adornos ni elementos superfluos. Su lenguaje es claro con un estilo muy personal, alejado de movimientos de vanguardias y modas. El concepto de Manuel de Falla de buscar la profundidad, la raíz de las cosas está muy presente en su obra.

Cuando terminaba la misa en la Catedral, en la que él ejercía de organista titular, nos reuníamos un reducido grupo de alumnos, artistas, escritores y pintores. El concepto era como el de las «Academias» clásicas de Grecia. Se debatían temas, se revisaban ejercicios de armonía o composición, se veía alguna pieza al órgano y se terminaba paseando y tomando un café.

Juan Alfonso tenía en gran estima a su maestro Valentín Ruiz Aznar, realizó su biografía y difundió el repertorio vocal del mismo. Él consideraba que su maestro era el vínculo con Manuel de Falla, y de los dos, uno de forma directa y otro por mediación del primero, heredó ese carácter de buscar lo esencial, de la sobriedad en la composición, de meditar cada nota y cada acorde, de que todo tuviera una justificación estética suficiente.

Entre sus alumnos podemos destacar a Francisco Guerrero Marín, José García Román, Manuel Hidalgo y José María Sánchez Verdú.

En estas noches del Festival Internacional de Música y Danza de Granada queremos recordar la figura de Juan Alfonso García con el sonido en el aire de su música.

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