Las dos orillas
José Joaquín León
Sumar tiene una gran culpa
Uno de los derechos básicos en cualquier democracia que se precie es el de la libertad de expresión. Otro, fundamental, el de la propiedad. Ambos se conjugan en esta foto. Eso sí, el decir lo que se quiera tiene sus limitaciones, como la de no difamar, calumniar... y, además, respetar el espacio público, lo que no se ha hecho en este caso. Lo que sí es evidente es que el que ensució la pared sabe que su cuerpo le pertenece.
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