Malas leyes

La Ley Celaá ofrece la opción de producir muchos ciudadanos cargados de legal ignorancia y por tanto fácilmente maleables

29 de marzo 2023 - 01:47

Dejó escrito el pensador granadino Ángel Ganivet que "para destruir las malas prácticas, la ley es mucho menos útil que los esfuerzos individuales". Contaba con que los principios de respeto y convivencia -y otros muchos principios y valores- que se aprendían en las propias casas y en las escuelas, deberían ser fuertes cimientos sobre los que levantar la formación de la ciudadanía y que, por ende, los ciudadanos, dispuestos a mejorar la sociedad en medio de la que viven, tenderían a esforzarse, individualmente, en mejorar todo lo que procurase bienestar y progreso. No contaba el pensador granadino con la conocida hoy Ley Celaá -y alguna otra por el estilo- que ofrece la posibilidad de producir, en corto espacio de tiempo y en cantidades muy apreciables, bastantes ciudadanos bobalicones y bien cargados de legal ignorancia, por lo que podrán ser, como hemos dicho, fácilmente dúctiles y maleables. Los chicos, ya se sabe, cada vez estudian menos y se les informa muy poco sobre esos valores que debiesen adornar, como antes se decía, a los buenos ciudadanos. ¡Cosas de viejos!

Así el asunto, los gobernantes de la extrema izquierda, en su desmedido afán de intervenirlo todo, haciendo creer a los incautos que lo que hacen es defender derechos y libertades que, en realidad, siegan más que recortan, aprovechan para elaborar normas que siempre han sido innecesarias porque, aparte del natural sentido del bien y del mal, de lo que es bueno y de lo que es malo, que tenemos todos los ciudadanos que lo aprendimos en nuestras casas y en las escuelas, se elaboraron, efectivamente, códigos que regulan, según los tiempos, la vida y las relaciones humanas. Me refiero, naturalmente, al código Penal o al Civil o a tantos otros que regulan, desde hace siglos, el bien hacer y convivir de las personas.

Héteme aquí que estas chicas -porque los chicos de IU o de Podemos en el (des)Gobierno de Sánchez brillan poco o nada- se han debido de creer que las leyes son un invento contemporáneo y de su propia autoría. La de ellas, claro está. Toda la anterior legislación y jurisprudencia no es sino un compendio gordo e inservible de inútiles codigazos, redactados y dictados para trogloditas hétero-patriarcales y machirulos.

Ellas, en cambio y como bien se ha visto -y estamos viendo- hacen leyes con eficacia para meter en cintura a los machos -todos, eso pretenden, incluidos los ciudadanos ejemplares, de los que hay muchos y a sus propios padres, si se tercia- pero no encuentran la comprensión de jueces retorcidos y magistrados aviesos, pues el efecto real -al pan, pan y al vino, vino- ha sido una amnistía parcial y diferida en el tiempo que ha abierto -oh, magia!- las puertas de hierro en las prisiones, donde habitaban, hasta ahora, centenares de maltratadores, violadores y otros 'prendas' por el estilo. Para tranquilidad de las mujeres y de los niños agredidos. Malas leyes hacen éstas! ¿O no?

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