La chauna

José Torrente

torrente.j@gmail.com

Moción de censura

No da prestigio ir exhibiendo por ahí esa amenaza en pública concurrencia sin más resultado práctico que una interesada foto

Luis y Sebas aparecieron en comandita, precipitadamente y por sorpresa. La fecha no era una casualidad, sino que tenía su idea: intentar restar tamaño de página y resumen del noticiero a Juan G. Montero, quien había anunciado su presentación pública como precandidato en la misma tarde del viernes.

Ambos nos descubrieron que iban a comenzar a descubrirse mutuamente. Del coro al caño, del caño al coro. Como si no se conocieran ya de antes. Que en cuanto se aclarara lo del Serrallo y la UDEF (par de años o más), iban a iniciar un trato cordial. No es mala idea esa, si fuera cierta. La tensión informativa de los periodistas se descargó sobre Luis, el hombre que censuraba a los alcaldes. Para Sebas no había preguntas. Fue Luis quien insinuó a los periodistas que también podían requerir respuestas a Sebastián. Le abrumó que le inundara sólo a él la inquisitoria periodística, como si la campaña de primarias fuera de Luis. Se vio solo avalando a Sebas, y se desubicó de pronto.

Las mociones de censura no se anuncian, se firman, se debaten y se ganan. Lo demás es huelga de ideas, un favor devuelto o una taza de árnica para un presidente en funciones como el del PP. Pocas veces ha estado tan claro el hecho de usar su autoridad orgánica -en funciones- para ayudarse en la campaña electoral interna. Lo novedoso es que colabore tu rival de manera altruista. Luis se presta con benevolencia para echar una mano a Sebas, que no al PP (se debían una), anunciando lo contrario de lo que desean que pase. El viernes pasado, si ambos líderes provinciales hubieran sido serios, habrían salido firmando la moción de censura junto a todos sus concejales, y no anunciando el inicio de la yesca. Motivos hay para proponerla, sin duda. Pero no da prestigio ir exhibiendo por ahí esa amenaza en pública concurrencia sin más resultado práctico que una interesada foto. El aparato no debe servir para juguetear con cosas serias. Es lo mismo que pasó con aquella moción que el PP anunció en Motril contra Flor Almón. Tras aquel titular nada más supimos.

Sebastián y Luis, y viceversa, son ejes del mismo rumbo: el uso perverso del estatus orgánico de sus señorías para el interés personal. La Diputación los unió en pacífico y común entendimiento no hace mucho. Cada uno tiene objetivos diferentes. Ambos son Maquiavelo, con Rocío Díaz dejándose llevar, pero no llegará, porque Sebastián no permitirá a nadie ocupar su sueño.

Luis Salvador es tan fiable para el PP como el McLaren para Fernando Alonso. Aunque eso a Sebastián Pérez le viene dando lo mismo. Lo suyo es dar la impresión; pero impresionar, creo, impresiona ya a muy pocos. Y usted que lo lea.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios