Quousque tamdem

Luis Chacón

luisgchaconmartin@gmail.com

Un Nobel en Moncloa

Una obra como las memorias de Sánchez merece nutrir los anaqueles de las bibliotecas del mundo académico

He devorado las Memorias de nuestro ínclito presidente con la fruición del lector insomne apasionado de la historia. Y no encuentro parangón, ni palabras para su glosa. El pulso narrativo del señor Sánchez eleva el género memorialístico a cotas jamás alcanzadas. No puedo menos que rendirme a su elocuencia, al uso exquisito del adjetivo, al recurso a la cita correcta y en el momento apropiado, a su descripción exacta y vívida de cada ambiente, lugar y momento histórico de los que ha vivido a lo largo de su exitosa y longeva presidencia. Disecciona los personajes con la habilidad de un experto cirujano y analiza el panorama político y las posiciones de aliados y adversarios con la fina pluma del curtido pensador y eximio politólogo en el que se ha convertido. Sin duda alguna, una obra como esta merece nutrir los anaqueles de las más conspicuas bibliotecas del mundo académico y su autor, tras ser elevado al parnaso, se ha hecho justo acreedor de un Nobel.

Comparar las páginas romas y anodinas en las que Churchill describe algo tan insípido como el rescate de Dunquerque o el aburrimiento que provoca su descripción del desembarco de Normandía, con la tensión que se palpa en las primeras líneas de las Memorias de nuestro presidente sería un sacrilegio. Cambiar el colchón de la Moncloa; analizar su transpirabilidad, adaptabilidad y temperatura; decidir si elegirlo de látex o viscoelástico y tomar la decisión apropiada por el bien de España, es algo que pasará a la historia y cuyo mérito, los españoles jamás seremos capaces de ponderar. Y todo ello fue posible, y así lo reconoce nuestro premier, gracias al apoyo incondicional de doña Begoña, nuestra Jackie Kennedy. Es impresionante pensar el esfuerzo que puede suponer para un hombre corriente -Pedro Sánchez no lo es, ¡qué duda cabe!- gobernar España y escribir sus memorias al unísono Y más aún, ofrecernos una joya de tal profundidad política e importancia histórica. Algo inédito. No sabemos el presidente que tenemos…

Dicen que cuando Ronald Reagan, tras ocho años de mandato y dos después de dejar la presidencia, presentó sus memorias -"An American Life"- comentó a los periodistas: "He oído que es un libro estupendo. Uno de estos días lo voy a leer". Por eso, le recordaría al señor Sánchez, las palabras de san Juan de la Cruz que decíamos ayer en la Universidad de Babia: "Manolete, Manolete, si no sabes torear, pa' qué te metes".

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