Cambia, todo cambia

Ocio nocturno y Covid

Las imágenes de estos días señalan claramente a los locales de ocio nocturno como foco de contagio

No me niego a que las clases de la UGR sean online durante los próximos quince días o el tiempo que sea necesario. Hasta que no se demuestre lo contrario tengo confianza en el personal experto que ha propuesto esta medida. Las políticas públicas deben evitar el incremento de contagios en Granada reduciendo el sufrimiento de la población, sobre todo de la más vulnerable.

Ahora bien, llama mucho la atención que junto con el control de los colegios mayores el cierre de la UGR sea la única medida que ha tomado la Junta en Granada. Muchas universidades importantes del mundo llevan desde marzo con docencia online, pero los respectivos gobiernos han aplicado otras medidas, incluyendo el control y en su caso la clausura de los establecimientos donde se puedan producir contagios.

Sin embargo, hay fuertes intereses en Granada para que hagamos como en el proverbio oriental: cuando las personas sabias señalan la luna, las necias miran al dedo. Las imágenes de estos días señalan claramente a los locales de ocio nocturno como foco de contagio pero nos piden que miremos al estudiantado universitario como único responsable. La zona donde se grabaron los vídeos es la más cara de Granada para tomar copas así que la mayoría de estudiantes ni aparecen por allí. En este puente la ciudad estaba llena de personas de todas las edades y procedencias. De día todo el mundo llevaba mascarilla mientras que de noche dejaban de utilizarse en ciertos lugares. Sólo la connivencia de la Junta y el Ayuntamiento con los empresarios de la noche explica que no se haya cerrado el ocio nocturno para reducir la incidencia del virus.

Que la docencia sea online puede ser insuficiente e incluso contraproducente, pues en lugar de reducirla puede incrementar la cantidad de estudiantes en busca de actividades de ocio. Sin clases presenciales y sin alternativas de ocio diferentes a los pubs y discotecas, quizás aumente el riesgo de contagio.

Además, criminalizar a la juventud por el comportamiento de una minoría irresponsable demuestra la necedad de quienes miran el dedo y no a la luna. La pandemia es el resultado de la destrucción de nuestro planeta, y como cualquier otra catástrofe natural está anunciando la siguiente. Esto no es culpa de la gente joven ni del estudiantado universitario cuyo presente (y futuro) se torna cada vez más oscuro. Ante la actual emergencia y las que están por venir las únicas salidas que tenemos son colectivas, así que seamos prudentes y pongámonos manos a la obra para frenar y cambiar el rumbo que nos lleva al abismo.

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