Bloguero de arrabal

Pablo Alcázar

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Reconciliación Nacional, ¡ja!

El rancio de Pánfilo no deja de contarme lo que hizo en la Transición. Pero, ¿a quién le importa?

Pánfilo no deja de contarme historias rancias. ¿A quién le pueden interesar los carnés que ha ido acumulando a lo largo de su vida? Él cree que a mí. Cualquier día rompo con este pelmazo, embarazoso huésped, memo vestido con mis trajes, zángano de colmena, inútil, que come en mi plato y me ensucia la casa. No está seguro de haberse sacado, por los 50, el carné de Flecha del Frente de Juventudes, o de si se afilió a la congregación juvenil jesuita de 'Los Luises', pero sí recuerda haber jugado al ping pong y al billar en sus locales. Tiene el del SEU, el de CCOO, y uno de investigador de la Biblioteca Nacional que se sacó para encontrar un artículo del Selecciones del Readers Digest, mientras que su mujer buscaba un poema de Concepción Arenal dedicado a la esclavitud de los negros. Me enseña orgulloso el carné del PCE, firmado por La Pasionaria y Santiago carrillo. Me cuenta que el secretario del Gobierno Civil de Córdoba le devolvió, con la Amnistía de 1977, las veinticinco mil pesetas de multa que le puso la Guardia Civil por intervenir en una conferencia en una Iglesia de Montilla, antes de la legalización de los partidos, a la que no había sido invitado el PCE. El funcionario, en plan perdonavidas, le dejó ver algunos papeles que guardaba en una abultada carpeta azul de gomas. Allí estaban todos los seguimientos y partes de sus actividades políticas cursados por los civiles en la Transición. También, la nota, causa de la sanción, que Pánfilo leyó en la conferencia: "Como miembro y portavoz del PCE -discurseó mi amigo-, felicito a los organizadores de estas charlas preelectorales por lo que suponen de información y formación para el pueblo montillano y, al mismo tiempo, hago pública nuestra decepción por el hecho de que el PCE no haya sido incluido en el programa de este acto, pese a nuestras repetidas peticiones. Creo que se ha perdido una ocasión de oro para iniciar el camino de una verdadera reconciliación nacional, comprendemos que cada uno invita a su casa a quien quiere y aprovechamos la ocasión para decir al pueblo que nuestra casa, la casa de los comunistas, está abierta para todos los trabajadores, para todos los pequeños y medianos empresarios, para todas las clases populares". Me gusta, le digo a Pánfilo. Ni un insulto, pero ¿qué se hizo de la Reconciliación Nacional?

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