Trescientos años

Las actitudes machistas son aprendidas, así que , sin duda, pueden ser también desaprendidas

Unos 300 años hace que las mujeres empezamos a ponerle nombre a eso que, incluso ahora, puede seguir llamándose "el orden natural" y que no es otra cosa que el patriarcado. Unos 300 años de lucha y de construcción de teoría para saber que el machismo es la herramienta sobre la que se construyen tantas opresiones.

A pesar de todo ese camino y de lo mucho que se ha avanzado, empezamos 2023 con cuatro mujeres asesinadas por hombres en un solo día, el domingo 8 de enero. Ese mismo día se pueden haber realizado unas 446 denuncias por violencia machista (media de 2021) y pueden haberse producido seis violaciones (media también de 2021). Los datos son escalofriantes. Y a pesar de que nuestro país es uno de los que mejores leyes tiene para luchar contra todos estos fenómenos, seguimos sin salir de este terror.

Puede que las medidas previstas en prevención sean aún insuficientes: la educación, los medios de comunicación, las películas, las canciones o los videoclips tienen mejoras pendientes. Tampoco la regulación legal de temas relacionados (como la pornografía o la prostitución) ha avanzado lo suficiente. Puede que tengamos que mejorar la coordinación de los recursos existentes o la formación de quienes intervienen en todos los procesos de atención. Pero no hay duda de que lo que más necesita progresar es la implicación de los hombres en la lucha por la igualdad.

Es cierto que hemos avanzado y mucho, en eso que en los años 60 se llamaba la emancipación de las mujeres. Pero lo hemos hecho casi en solitario nosotras, las mujeres. Y puede parecer que, si seguimos reclamando más, es ya un abuso lo que pretendemos. Pero no lo es: seguimos cobrando menos por igual trabajo, seguimos ocupando menos puestos de responsabilidad y, sobre todo, menos espacios de poder, seguimos siendo las responsables de los cuidados, seguimos siendo asesinadas.

A estas alturas, no cabe duda de que las actitudes machistas son aprendidas, así que, sin duda, pueden ser también desaprendidas. Pero para ello es necesario reconocer que el sexismo rige muchas de nuestras conductas (los chistes, los piropos, el control vestido de protección,…) y si no le ponemos freno no conseguiremos avanzar.

En los datos recogidos en 2022 sobre violencia de género, las denuncias presentadas por familiares no llegan al dos por ciento de todas las presentadas. Mientras nos mantengamos como meros espectadores frente a cualquier situación machista, estaremos justificando esa situación, dando coartada a quienes creen aún que las mujeres, siendo como somos la mitad de la población, seguimos sin merecer la mitad de todo.

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