Las dos orillas
José Joaquín León
Noticia de Extremadura
Dice el ministro del Interior que el Gobierno está monitorizando las redes sociales "con el fin de comprobar algunos discursos que pueden ser peligrosos o delictivos", así como para perseguir las "campañas de desinformación". Así llaman hoy al espionaje de siempre. El lenguaje administrativo es amigo de eufemismos y circunloquios. Yo pensaba, y creía que el ministro también, siendo juez de carrera, que quien debe perseguir el delito en un estado de derecho, son la policía y los jueces, no el gobierno. Es más, que un gobierno se arrogue esa posibilidad resulta preocupante. Calificar un discurso como peligroso es cuestión subjetiva. A cualquier totalitario, la libertad le parecerá algo muy peligroso. A mí, en cambio, me resulta -en palabras que tomo del Quijote- uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos. Así que no sé si será considerado unánimemente como peligroso lo que así le parezca al gobierno.
Creer que un gobierno no miente es de una inocencia onírica. Todo gobierno aspira a mantenerse en el poder. En las dictaduras, la mentira es categoría, en las democracias, quizá sea anécdota, pero no es excepcional. Hurtar información a la sociedad para mantenerse en el poder no es novedoso. Para combatir la tentación del gobernante, los ciudadanos nos dimos las libertades de prensa y expresión. La pluralidad informativa permite obtener diversas versiones de una noticia para que lleguemos a nuestras propias conclusiones. Incluso versiones falaces y sesgadas. Los hechos pueden ser indubitables pero su análisis no; ni el de sus causas, ni el de sus consecuencias. El complemento irrenunciable de la libertad de prensa es la de expresión. Guste o no, las ideas no delinquen. Ni las más deplorables. Ninguna. Sólo delinquen los actos. Como escribió Jefferson "nuestra libertad depende de la libertad de la prensa, y eso no puede limitarse sin perderse".
Todos distinguimos un bulo de una información sesgada. Lo hacemos a diario. Un gobierno que persigue bulos es un gobierno débil, inseguro de su gestión y acorralado por los acontecimientos. El Watergate fue un bulo para Nixon y en España se calificaron solemnemente como tales las primeras informaciones sobre los ERE, la Gürtel, Bárcenas, Noos, el 3 per cent y un largo etcétera. Qué lejos queda hoy la promesa de PSOE y Podemos de derogar la Ley Mordaza cuando eran oposición. Parece que sueñen con ampliarla.
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