“Cadáveres andantes”

En Gaza, como consecuencia del genocidio que el Gobierno de Israel está cometiendo contra la población palestina, la hambruna se deja sentir de tal forma que hay ya constatadas decenas de muertes y decenas de personas (sobre todo niños y niñas) que parecen cadáveres andantes.

Ante este escenario, es difícil encontrar el calificativo adecuado para definir las decisiones del Gobierno de Israel y del presidente Netanyahu. Es un crimen de lesa humanidad y las instituciones internacionales (ONU y Tribunal de la Haya) hasta ahora han sido incapaces de parar esto y de castigarlo, siendo así cómplices de este horror.

La llegada de Donald Trump a la presidencia de los EEUU ha dado más alas aún a Israel para continuar con la labor de exterminio de los y las gazatíes, mostrando su indiferencia frente a ello, e incluso, alentando un proyecto urbanístico que pretende la confiscación de territorios de Gaza para un resort turístico de lujo.

En España, silencios atronadores e incluso apoyos explícitos a Israel por parte de los partidos de la derecha y ultraderecha forman parte de los posicionamientos ante el genocidio al que asistimos desde hace meses. ¿Cómo se puede llegar a ser tan insensibles ante el exterminio y el horror que acontece en Gaza y que vemos diariamente en las televisiones, redes sociales y otros medios en nuestros domicilios?

Es así como podemos comprobar que el exterminio gazatí no es nada ajeno a nuestra realidad cotidiana: afecta a los derechos humanos más elementales que nos son de aplicación a todas las personas vivan donde vivan, posiciona a nuestras fuerzas políticas (unas, vergonzosamente a favor de lo que hace Israel, otras no) y llena las portadas de nuestros medios de comunicación.

Si aspiramos a un mundo digno y decente, es imprescindible movilizar nuestras fuerzas hacia el objetivo de acabar con el genocidio, exigir el acceso a los miles de camiones con alimentos que están retenidos por Israel, reclamar la paz definitiva y llevar a las autoridades israelitas ante los tribunales internacionales para el castigo más ejemplar posible.