Las dos orillas
José Joaquín León
Noticia de Extremadura
Era tan previsible que de culpar a todos los israelíes de las intolerables atrocidades cometidas por Netanyahu y su gobierno se pasara a culpar a todos los judíos, como que de los crímenes de guerra se pasara al genocidio y de este al Holocausto, pese a que no admita comparación con otras matanzas e incluso genocidios por no guardar relación con conquistas territoriales u objetivos militares y por su moderna planificación racional. De lo que se trataba era de exterminar a todos los judíos de Europa.
Por desgracia Dolores Delgado ha dado el paso comparativo con el Holocausto: “Imagínese que en el caso del Holocausto hubiéramos tenido esa información en tiempo real. Ahora lo tenemos en presente”. Además de equivocarse al relacionar las atrocidades Gaza con el Holocausto –lo que no resta culpabilidad al Gobierno Israelí por sus crímenes cada vez más próximos al genocidio–, ignora que sí hubo información “en tiempo real” sobre él, pero fue silenciada por los aliados. Como desde 1935 la había sobre las leyes raciales y desde 1938 sobre la persecución y asesinato de los judíos. Un breve repaso:
En 1941 Witold Pilecki, testigo presencial, remitió informes al gobierno británico a través de la resistencia polaca y el gobierno polaco en el exilio.
En 1942 Jan Karski, miembro de la resistencia polaca, y el ministro de Asuntos Exteriores del gobierno polaco en el exilio, Edward Razynski, informaron a los gobiernos del Reino Unido y Estados Unidos sobre el gueto de Varsovia y los campos de exterminio.
En agosto de 1942 el gobierno de Estados Unidos recibió la confirmación de la Solución final.
El 17 de diciembre de 1942 Estados Unidos, Gran Bretaña y otros gobiernos aliados hicieron público el plan nazi para asesinar a todos los judíos de Europa.
El 28 de julio de 1943 Jan Karski informó personalmente al presidente Roosevelt del exterminio.
En 1944 las autoridades estadounidenses, conocedoras del Holocausto, decidieron no bombardear los campos de exterminio ni las líneas de ferrocarril utilizadas para trasladar allí los prisioneros, aduciendo razones estratégicas que exigían bombardear solo los blancos militares que permitieran ganar la guerra lo más rápidamente posible. Hubo información “en tiempo real” sobre el Holocausto. Pero se ocultó. Incluso tras el final de la guerra.
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