En tránsito
Eduardo Jordá
Resurrección
Hay una cantidad más que notable de granadinos –nacidos o no en esta ciudad– que, por muy diversas razones y circunstancias no son merecedores del pronto olvido del que son objeto muchas veces, tras sus muertes. La eternidad, en la memoria colectiva; o al menos la duradera, aunque siempre limitada memoria y recuerdo; sólo la alcanzan muy pocos, contados y no precisamente por voluntariedad propia o ajena es sólo cuestión de que se sucedan algunas generaciones para que los nombres, las figuras de los que han sido personas influyentes y hasta sus hechos más relevantes, se diluyan fácilmente en la liquidez del olvido. El plazo puede ser más o menos largo, pero sí, siempre, certeramente inexorable. Hoy es miércoles en la semana en que Granada celebra las fiestas mayores en honor del Santísimo Corpus Christi, El triunfo de la Eucaristía, entronizada en la magnífica custodia catedralicia, que será mañana el eje cenital con la procesión por las calles circundantes al barrio de la iglesia mayor. Y tiene, en el día de hoy, toda una previa celebración que, si bien se produce recogiendo y organizando diversas históricas actividades con las que, desde muy antiguo, se ha venido anunciando la celebración festiva, es verdad que ha atravesado épocas en las que la fiesta tuvo menos calado y fue más mermada. Por estas cosas, me viene a la memoria la figura entrañable, popular, querida y tremendamente granadina del que fuese concejal de nuestro Ayuntamiento, José Miguel Castillo Higueras, ignominiosamente muerto en un asalto callejero que nos conmocionó, en el comienzo de 2022. A él, sin lugar a duda, debemos la rehabilitación absoluta del modo de rememoración del anuncio de las Fiestas del Corpus, La Pública, comitiva histórica que saldrá hoy y acompañará, en lucidísimo cortejo, a la célebre Tarasca que, si bien recibe el nombre por el draco, símbolo antes del pecado y del mal que atemorizaba a la ciudad francesa de Tarascón, según la leyenda, ahora nos muestra las tendencias de la moda en vestido, maquillaje y peinado para las guapas del Reino de Granada, en primavera. Y a su alrededor, toda una amplia y vistosísima parafernalia de personajes con vetustos atuendos, descomunales y grotescas cabezas danzantes, que nos recuerdan a personajes populares y los cuatro gigantes que representan a los Reyes Católicos y a los últimos monarcas de la dinastía Nazarí. Pero a Castillo Higueras se le debe mucho más, pues fue quien devolvió los distintos ceremoniales con los que los concejales celebraban las diferentes fiestas y conmemoraciones a las que acudía el Cabildo y hoy lo hace nuestro actual Ayuntamiento. Un recuerdo, pues, entrañable y muy afectuoso para José Miguel Castillo que, a buen seguro andará organizando cabalgatas en el cielo. ¿O no?
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