Veredas livianas

Noelia Santos

nsgemez@eldiadecordoba.com

No estudié en la pública

Hay que luchar por la pública, desde el inicio hasta el final, desde Infantil hasta la universidad

No estudié en la pública, lo confieso, pero eso no me exime de querer luchar por ella hasta la saciedad. No estudié en la pública y eso, seguramente, me haya marcado de por vida. La educación privada-concertada me dio muchas cosas, las amigas de siempre, por ejemplo, pero también me aportó claves de cómo no se deben hacer las cosas.

No estudié en la pública y eso hizo que religión fuera más que una asignatura, que fuese columna vertebral del resto e imagino que a toro pasado todo se ve distinto, me veo alineada ante su sistema y todavía cuento anécdotas con las que los que me escuchan se echan las manos a la cabeza.

No sé qué habría sido de mí si hubiera estudiado en la pública, si hubiera sido alumna de aquellos como los que, hace unos días, echaron los nervios en un examen que marca el resto de sus vidas. Aquellos que prepararon, preparan y prepararán a las grandes mentes del mañana, a los del 14 en Selectividad y a los de los barrios pobres que se agarran al pupitre porque allí nace el futuro.

Hacen falta maestros y profesores de la camiseta verde, más dinero en esas aulas recalentadas, un sistema aún más fuerte para insuflar aire a las personas más permeables del mundo. También es necesario dejar atrás la burla de lo facilona que es la carrera que lleva a las aulas porque imagino que cualquiera no puede ponerse delante de 30 niños procedentes de 30 familias diferentes, todas ellas con mucho por decir en un grupo de Whatsapp.

Hay que luchar por la pública, desde el inicio hasta el final, desde Infantil hasta la universidad y hacer ver a los de la segregación en las aulas que esa división tiene tan poco sentido como que en su día Religión contara para hacer media. Hace falta dinero para darle la vuelta a unos indicadores que dejan a Andalucía a la cola de España en educación, pero que han mejorado de manera exponencial en los últimos años. Hace falta más inversión en la Pública, el tipo de educación que en esta comunidad eligen prácticamente tres cuartas partes de las familias andaluzas para sus hijos.

Yo no estudié en la pública, pero me habría gustado. Y puede que tenga que cargar con la losa de la privada-concertada toda mi vida, pero lo haré mientras aplaudo a aquellos y aquellas que se la siguen jugando para formar a aquellos que se aferran al pupitre.

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