Los Frankenstein de nuestra historia

03 de agosto 2025 - 03:11

Las tardes de verano son buenos momentos para la memoria. Leo en un tomo ajado las del general Emilio Mola, el que fue considerado director del Golpe del 18 de Julio de 1936, un mal director porque ni previó la división dentro del Ejército ni el apoyo popular a la República; fueron Franco, Hitler y Mussolini quienes resolvieron la victoria nacionalista después de los tres peores años de la historia de España. No están mal estas memorias, Mola escribe bien, es testigo principal de la caída de la monarquía de Alfonso XIII y de la Segunda República, aunque de la Guerra Civil sólo se añaden el parte de guerra que publicó desde Pamplona y varios discursos radiofónicos. Si por algo lo traigo es por la comparación que hace de Azaña, a la postre presidente de la República: “Un Frankenstein porque semejante ser no ha podido nacer del amor de una mujer”.

A la mayoría de la investidura de Pedro Sánchez también se le ha denominado Frankenstein, aunque por otros motivos, por la artificialidad de una aritmética que conecta bien con el espíritu anticientífico que inspira la novela de Mary Shelley. Y no fue un nostálgico de Mola quien le puso el título, sino un socialista cabal como Alfredo Pérez Rubalcaba, pero el mismo odio que el general vierte en todas sus páginas contra Azaña es el que se está levantando contra el presidente del Gobierno. Sí, ya sé, es posible que él fuera el primero en apedrear con lo del levantamiento de un muro, que ya podría haber erigido a una muralla –tún, tún, ¿quién es?–, pero no es a la crispación partidista a la que me refiero, sino a a ese veneno que aunque se ha ido inoculando desde los poderes está empapando las capas jóvenes del electorado.

Hay personas que viven con angustia cada día que Pedro Sánchez pasa en Moncloa, agitadores que lo han comparado con Lenin, con Franco y hasta con Cristóbal Montoro, creadores de contenidos que están llamando a la agresión y que, en definitiva, han construido una imagen de él con muchas coincidencias con el Azaña gordezuelo y maricón que tanto irritaba a gente como Mola. Claro, él ha puesto de su parte porque en la polarización cree que ganará, pero se han traspasado límites muy preocupantes que se palpan en la calle y que están liquidando el imprescindible espíritu de convivencia democrática.

En otras viejas memorias, las de César González Ruano, hay más destello literario. Ruano, referente de las derechas, cita a Manuel Chaves Nogales como uno de los tres mejores reporteros de la época, del que le llamaba la atención el pesimismo premonitorio de lo que habría de venir. Lo detectó con el olfato de un buen periodista.

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