Todo está incendiado

Agosto se ha convertido en el mes de los incendios en España batiendo récords de intensidad y extensión. Asistimos a un enorme desastre medioambiental con lamentables pérdidas de vidas humanas (lo más importante), casas y otras propiedades materiales.

Se ha puesto de manifiesto la escasa o nula preparación para prevenir o mitigar el impacto de unos incendios que, por factores como el cambio climático y las enormes temperaturas, van a ser cada vez más probables y con unas consecuencias más intensas.

Por más que haya muchas cuestiones que criticar en la gestión de estos acontecimientos, es fácil caer en la crítica por la crítica y eso no sirve de nada si no se acompaña de un análisis riguroso que permita la planificación de un nuevo escenario en el que las medidas de prevención y los recursos sean adecuados para afrontar este desafío.

Habrá que revisar también aspectos estructurales que dan muestras de agotamiento e ineficacia: por ejemplo, el tipo de contrato, los sueldos, el equipamiento y la preparación de las brigadas de lucha frente a los incendios. A estas personas, debemos gratitud infinita y el mejor equipamiento posible.

De igual forma, conviene revisar los mecanismos de coordinación y apoyo mutuo de las administraciones implicadas en un contexto en el que el Estado Autonómico da muestras de agotamiento y de enorme falta de lealtad institucional.

Tampoco se debe olvidar hacer otro tipo de políticas públicas respecto a la llamada España vaciada, que requiere la adopción de medidas transversales que permitan hacer sentir a la ciudadanía que reside en ella, como iguales al resto.

Y por supuesto, habría que apagar el incendio político y el ruido que generan los responsables públicos tirándose a la cabeza todo tipo de acusaciones para los demás y excusas para la acción propia; actitudes que han hecho mucho daño.

Se ha echado en falta empatía, presencia a tiempo en el terreno y actitudes prudentes, discretas y humildes. Algo imprescindible para recomponer nuestra capacidad colectiva ante los incendios futuros.