El monte del olvido

Resulta necesario que la ciudadanía recuerde tanto los hechos acaecidos como las promesas incumplidas

Frente al callejero oficial de Granada, que recoge nombres de vías existentes, el callejero imaginario propone nombres adecuados para lugares inexistentes, aunque necesarios. Uno de ellos es el monte del olvido. Este solo existe por ahora en un famoso bolero, pero nuestra ciudad debería establecer un espacio con ese nombre. Pues resulta necesario que la ciudadanía recuerde tanto los hechos acaecidos como las promesas incumplidas y las medidas aprobadas, pero nunca ejecutadas. Con este fin, la ciudad amontonaría los legajos descriptivos de tales olvidos hasta levantar un monte comparable en su altura a la colina de la Alhambra.

Mencionaré solo las dos últimas incorporaciones al monte del olvido. La primera es un olvido de Juan Marín, vicepresidente de la Junta. El otro día quiso tranquilizar a quienes temen que el proyecto de la Ciudad de la Justicia sirva solo para retrasar la necesaria adquisición de algún edificio que permita ampliar los juzgados granadinos. Pero los tranquilizó solo a medias cuando, tras afirmar que la Junta ha abandonado la idea de la Ciudad de la Justicia, añadió: "veremos si realmente hace falta o no algún edificio más". Marín olvidaba que la necesidad de ese edificio ya quedó definitivamente establecida y que se supone que la Junta lleva tiempo buscando, infructuosamente, un inmueble adecuado. ¿O no lo lleva?

El segundo olvido lo ha cometido el equipo de gobierno del Ayuntamiento. El pasado febrero, el pleno municipal aprobó por unanimidad una moción para que niños y niñas dejen de comer platos precocinados en Zaragoza y consuman comida saludable preparada en el mismo comedor con ingredientes locales, como ya ocurre en el colegio Gómez Moreno y en las escuelas infantiles municipales. Pero, según ha denunciado la concejala Elisa Cabrerizo, el Ayuntamiento se ha olvidado de esta medida, que no le costaría nada y que sería muy beneficiosa para la salud infantil y la economía local.

Los dos olvidos descritos tienen en común el olvido de que la política es la forma en la que una comunidad cuida de sí misma. Cuando los encargados de realizar esa tarea están ocupados con problemas que ellos mismos producen (como el 2+2 de la Alcaldía de Granada) y se olvidan de los problemas reales de su comunidad, deberíamos pensar no solo en sustituir a nuestros representantes olvidadizos sino, sobre todo, en modificar un modelo de representación que premia las mentiras y disculpa los olvidos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios