Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
Hace unas semanas conversé con una compañera que trabaja en un centro de salud, médica de familia con más de 25 años de experiencia. Hablamos sobre la derivación de pacientes desde Atención Primaria a hospitales. Durante la conversación, ella me contó que había sido agredida físicamente varios meses atrás por un hombre de mediana edad de su cupo de pacientes que pretendía renovar una baja médica. Sin previo aviso, el individuo le propinó un golpe, que a duras penas le permitió mantenerse en pie. Al parecer, se le había otorgado el alta médica desde la inspección médica y vino a reclamar, sin ni siquiera expresar verbalmente sus intenciones. Aunque mi compañera denunció el incidente, estuvo varios meses de baja debido a una situación de ansiedad que le impedía acudir a su lugar de trabajo. A pesar de haber mostrado mejoras, aún experimenta un temor considerable cuando un hombre de la misma edad que el agresor entra en su consulta. Durante el pasado año se realizaron más de 10.000 intervenciones policiales tanto en centros sanitarios como en atenciones domiciliarias, resultando la detención de 106 individuos por agresiones a profesionales de la salud. En comparación con el año 2023, durante 2024 se registró una disminución en las agresiones físicas, pero hubo un aumento significativo en las amenazas. Las agresiones verbales representaron el 70% del total, mientras que las físicas fueron el 30%. No obstante, este incremento en denuncias durante 2024 refleja una mayor concienciación por parte del personal sanitario sobre la importancia de denunciar y adoptar una actitud de tolerancia cero ante cualquier forma de violencia perpetrada por pacientes, familiares o acompañantes. Las causas de estos comportamientos agresivos hacia los trabajadores en salud son diversas: deficiencias en la comunicación entre profesionales y pacientes o sus familiares, reacciones impulsivas, miedo o ansiedad relacionada con la salud propia o de seres queridos, dificultad para aceptar situaciones tales como enfermedades graves o muerte, saturación del sistema de salud, y el uso político de la sanidad. Es fundamental implementar medidas como la educación sanitaria y la concienciación pública, mejorar la vigilancia en los centros de salud, entrenar al personal en resolución de conflictos, reforzar las plantillas, proporcionar apoyo psicológico, establecer protocolos de denuncia ágiles con respaldo jurídico, endurecer las sanciones y promover una cultura de respeto mediante programas educativos en colegios y campañas en medios de comunicación. Es hora de acabar con estas conductas intolerables.
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