Ni de penalti

Me declaro seguidor de Marruecos por ser representante de un continente explotado

Cuando escribo estas líneas ya están decididas las semifinales del Mundial de fútbol, ese Mundial que todos hemos criticado por organizarse donde se organiza pero que todos seguimos con disfrute, y cuando digo todos, me incluyo como futbolero que soy, y como miembro hipócrita de las sociedades ricas al norte del Mediterráneo. Quizás para expiar mí culpa de ciudadano aficionado al fútbol declaro que quisiera que Marruecos gane el Mundial, y no es por aquello de que siempre queremos que gane el más débil, no.

Me declaro seguidor de Marruecos por ser representante de un continente explotado, aunque resulte que está a pocos kilómetros de Europa, y más concretamente de España. No voy a entrar en cuestiones políticas, aunque recuerde que Ceuta y Melilla nunca han sido Marruecos, pero resulta irónico, cosas del deporte, que Marruecos elimine a España y a Portugal. Recordemos que Ceuta fue en su momento parte del reino Portugal, en fin la historia es complicada. Y ahora la semifinal es contra Francia, otro país de ricos, que también fue metrópoli colonial de una parte del territorio de Marruecos.

Por ello y algunas otra cosas de la historia, nada es de extrañar que la selección de fútbol de Marruecos sea el estandarte de la pasión y el orgullo de su población; y me refiero al orgullo no de los que viven en África, que probablemente quisieran estar en Europa, sino la de los miles y miles de marroquíes que sí viven en Europa, en el norte rico y orgulloso. Y viven no como ricos jugadores, pues la mayoría de los jugadores africanos, también los marroquíes, juegan en las grandes ligas europeas, cumpliendo el sueño que ya declaró hace años un africano: "Prometo correr como un negro para vivir como un blanco" (lo dijo en 2004 el camerunés Samuel Eto), sino que viven de trabajos precarios, el que los tenga y reclaman, "los papeles, papeles"; y huyendo de gobiernos medievales que no respetan ni derechos ni a esas minorías que tanto nos gusta defender con la boca grande, aquí en Europa. Gane quien gane el Mundial, mi simpatía esta para esa selección aunque luego su gobierno despótico se adueñe del triunfo.

Total, el día 19 estaremos pensando en que nos toque el gordo de la lotería; gordo que ya tienen en sus cuentas corrientes los jugadores de la selección de futbol que se han llevado un mínimo de cincuenta mil euros por llegar a octavos, y ser incapaces de meter un gol a Marruecos, ni de penalti, y lanzaron tres. Pero eso, a quién le importa, ¿verdad?. Vale.

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