La colmena

Magdalena Trillo

mtrillo@grupojoly.com

Yo y mi robot

Decían que los robots eran serios, fríos y aburridos... Pues ya se atreven a escribir con guasa sevillana

He repasado las portadas de unos cuantos periódicos antes de ponerme a escribir (por saber si se me escapaba algún buen tema de actualidad) y me he deprimido. Me declaro incompetente para opinar sobre el lío del Constitucional. Han bastado unas horas (cargadas de tacticismo político y electoral) para enviar a la UVI a nuestro Estado de Derecho y ni siquiera somos capaces de reconocerlo: la viga en el ojo propio. Por debajo de los titulares, tan complejos como volátiles, se vislumbran dos trenes enfrentados en modo kamikaze con una banda sonora de fondo: el PP tocando el tambor electoral. Han decidido que es la hora; no hay más.

Hago un poco de scroll y me asalta Messi. La resaca del Mundial en versión boda gitana. Todo muy histórico y épico, pero no consigo quitarme de la cabeza dos imágenes de andar por casa: al astro argentino alzando en bata la copa de la victoria (menos mal que era negra traslúcida y no a cuadros de boatiné) y la fotografía de un adolescente Dustin Hoffman que me envía un amigo vía wasap. ¡Eran igualitos! Melena negra juvenil, claro.

Ni turrones ni lotería. Políticos y jueces se han propuesto agriarnos las fiestas. O no. Basta con dar un volantazo y poner el ojo en otro sitio. Es lo bueno de vivir en este laberinto gaseoso de información, que te puedes permitir naufragar.... Les cuento. Llevo una semana pillada con la aplicación ChatGPT de inteligencia artificial. Siempre hemos dicho que los robots no nos quitarían (del todo) el trabajo porque son fríos, serios y aburridos. Sin alma. Incapaces de emocionarse o de inspirar humor. Pues nos equivocábamos. Me pasan el post de un algoritmo que se ha atrevido a explicar el Teorema de Bolzano como si fuera un sevillano muy exagerado… ¡Si parece gaditano! Hay otro fan de la IA que comparte una canción creada para Drake a partir de un verso cualquiera. Puro divertimento donde combina su dotes creativas y literarias con la composición musical y termina cantando. Lo más increíble es el nivel de ortografía, sintaxis y lógica que destilan los escritos; la credibilidad y apasionamiento de su voz. ¿Seguro que los robots no alcanzarán nunca la inteligencia humana? ¡Porque lo que empezamos a ver ya supera la media!

Ahora sí me preocupo. O no. Estamos, casi, en Navidad. Voy a ser generosa y no voy a pedir nada para mí. Querido Papá Noel (me dejo la baza de los Reyes Magos para más adelante): trae un ejército de avatares y suéltalos por Madrid. Del Congreso al Senado pasando por el Constitucional. ¡Felices fiestas a todos!

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