Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
Ahora que es un chiste que Cerdán esté en la cárcel mientras que el p… amo no tenía ni idea, ni de lo que hacía su secretario de organización, ni tampoco su anterior en dicho cargo.
Ahora que las feministas exacerbadas están desaparecidas ante el escándalo de las prostitutas de Ábalos-Koldo –para más inri colocadas a dedo en organismos públicos–, ante el escándalo de Paco Salazar –cuarto hombre de confianza de Sánchez, acusado de presunto acoso sexual a trabajadoras del PSOE–, y ante los negocios de saunas-prostitución de la familia Gómez.
Ahora que a nadie le importa que Sánchez no dimita ante la situación de sus cuatro hombres de confianza, esos que le acompañaban de turné por España en el famoso Peugeot.
Ahora que es una nimiedad el descrédito de España ante Europa por la corrupción, la amnistía, el intento de controlar a los jueces con la felona Ley Bolaños, o que Bruselas expediente a España por la obstrucción de la OPA BBVA-Sabadell.
Ahora que a nadie se le cae la cara de vergüenza tras el 7 veces No de Europa al catalán como lengua oficial de la UE.
Ahora que a nadie le interesa que Cerdán y su banda amañasen las primarias de Sánchez ni que la fontanera Leire casualmente fuera alto cargo de correos durante la avalancha de votos por correo del 23-J, con los antecedentes de presunta manipulación del voto por correo en las elecciones de Vega del Pas.
Ahora que nada importan las imputaciones de la mujer de Sánchez, de su hermano, ni del Fiscal General, por las que cualquier político digno hubiera dimitido.
Ahora que a nadie le escandaliza la implicación de Zapatero ni de Pepe Blanco en todas las inquietantes tramas socialistas.
Ahora que lo único que importa es la foto de hace 30 años de Feijóo con Dorado –por cierto, tentado por el PSOE para acabar con el presidente popular–, y la imputación de Montoro –del ala contraria a Feijóo–, de la que quienes más se alegran son los populares.
Ahora es momento de vacaciones, de tumbarse al sol y disfrutar de tanta honradez política, pero pónganse sombrero porque, si les da mucho el sol en la cabeza, puede que se les caliente demasiado y empiecen a percibir nuestra feliz realidad distorsionada, por la corrupción, la prostitución, el machismo, las mentiras, el chantaje y la autocracia. A veranear pues, que la felicidad política morirá tras el verano.
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