El virus populista

29 de septiembre 2025 - 03:08

La derecha, por el fascismo y el nazismo, y la izquierda, por el comunismo soviético, quedaron vacunadas del virus totalitario. La vacuna –busco las palabras exactas en el Portal Europeo de la Vacunación– introduce en el organismo una pequeña parte o una forma debilitada o inactivada de un virus o una bacteria, que se denomina antígeno, para enseñar al sistema inmunitario a combatir una enfermedad cuando entre en contacto con ella, de tal forma que el sistema inmunitario de la persona vacunada active las células inmunitarias para producir anticuerpos y crear una memoria del virus o la bacteria.

El fascismo, el nazismo y el comunismo soviético introdujeron en el cuerpo social europeo, no una dosis debilitada o pequeña del virus totalitario, sino masiva. Entre 1917 y 1945, Rusia, Italia, Alemania y España la recibieron en sus formas más brutales, capaces de derribar gobiernos, implantar dictaduras y provocar millones de muertes. Y el resto de los países europeos, salvo el Reino Unido, fueron contagiados en mayor o menor medida. Afortunadamente no fue una infección sin cura, sino una bestial forma de vacunación que a partir de 1945 en Europa Occidental, salvo Portugal hasta 1975, España hasta 1975-1978 y la República Democrática Alemana hasta 1989-1990, se hizo imposible el retorno o la implantación de los totalitarismos. La derecha se hizo liberal en el sentido originario de la palabra y la izquierda, eurocomunista o socialdemócrata. Y todas, cada una a su modo, consideraron irrenunciables la democracia y las conquistas del estado de bienestar.

A derecha e izquierda de ellas solo hubo grupos terroristas y exiguas formaciones políticas. En España la vacuna funcionó tan eficazmente que en las primeras elecciones constitucionales de 1979 la coalición de extrema derecha solo logró un escaño frente a los 168 de UCD y el PCE, pese a su giro eurocomunista y haber sido la más dura oposición al franquismo, 23 frente a los 121 del PSOE. Así fueron las cosas hasta el ascenso pionero de la extrema derecha en Francia en 2011 o la extrema izquierda en España en 2015. Y así han continuado hasta hoy. En Europa con el ascenso de la extrema derecha y en España con Vox, de una parte, y Sumar o Podemos, de otra. ¿Ha debilitado el populismo la memoria del virus totalitario?

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