En un contexto internacional tan complicado como el actual, el aumento del gasto en defensa no es una estrategia política, sino una necesidad nacional. Las amenazas se multiplican y no hacerles frente sería suicida si queremos mantener la primacía de los valores que conforman una sociedad democrática. Rusia y China, cada una por motivos diferentes, pero con confluencia final de intereses, están en una escalada expansionista y Occidente tiene que estar preparado para hacer frente a lo que pueda suceder en los próximos años. En esta cuestión, como en tantas otras, el Gobierno de España es incapaz de tener una política clara porque la división entre las dos fuerzas políticas que lo integran lo impide. La imagen que se proyecta al exterior es confusa e incluso el Rey se ha visto obligado a marcar una posición clara, como hizo en el discurso de la Pascual Militar del pasado 6 de enero. Cualquier acto que se haga para reforzar nuestras infraestructuras de defensa hay que valorarlo como un paso adelante. En este sentido, la firma del convenio económico que va a permitir el inicio de las obras de la Base Logística del Ejército de Tierra que se ubicará en Córdoba es una buena noticia, tanto para esa provincia como para el conjunto de Andalucía. El sur de la Península es una zona de especial importancia estratégica con instalaciones de la importancia de las bases de Rota y Morón y tiene en Sevilla el Cuartel General de la Fuerza Terrestre. La base logística de Córdoba, que fue anunciada por la ministra de Defensa, Margarita Robles, hace dos años, está llamada a ser una instalación clave para asegurar la operatividad de las Fuerzas Armadas y será la fuente de creación de empleo y riqueza más importante que recibe la provincia en muchas décadas. Se trata de una inversión rentable desde todos los puntos de vista porque en definitiva lo que se refuerza con ella, al margen de otras consideraciones, es nuestra propia defensa.