Renace Europa

La profunda crisis que está suponiendo la pandemia puede terminar reforzando el proyecto europeísta, como se ha demostrado con el acuerdo de Bruselas

Europa como proyecto de unidad política, económica y social atraviesa una profunda crisis de la que quizás estemos empezando a ver los primeros síntomas de recuperación. El origen de esta situación, que afecta a las propias bases sobre las que se diseñó el proyecto europeísta al final de la década de los 50 del pasado siglo, estuvo, por un lado, en la desordenada ampliación de la Unión Europea a los países del Este tras la caída del muro de Berlín y, por otro, en los efectos de la crisis financiera de 2008, que propició un aumento de la insolidaridad y un repliegue de fronteras en la mayoría de los países. Hasta entonces no empezamos a oír hablar de eurofobia, una de las banderas que se apresuró a coger el populismo. En España, sin embargo, la idea de Europa se ha identificado siempre con la de libertad y progreso. La plena integración en las instituciones europeas iba inseparablemente unida a la de democracia cuando nuestro país vivía en un régimen dictatorial. Eso quedó impreso en el ADN político de España y aquí nunca ha habido un cuestionamiento serio de las políticas que venían de Bruselas, a pesar de que muchas veces, sobre todo en los últimos años, no nos han beneficiado. Si la depresión económica de 2008 ahondó todo lo malo que se estaba fraguando en Europa, parece que la profunda crisis que en todos los órdenes está suponiendo la pandemia del Covid-19 puede significar un renacimiento del sentimiento europeísta y un reforzamiento de sus instituciones. En esa clave hay que interpretar los acuerdos alcanzados el lunes en Bruselas en la que sin duda ha sido una de las cumbres de jefes de Estado y de Gobierno más difíciles de toda la historia de la Unión. Muchos no han dudado en calificar los acuerdos como una auténtica refundación de la UE, en la que van a poder convivir sensibilidades y necesidades muy diferentes. España tiene motivos para sentirse satisfecha por los 140.000 millones que van llegar de Bruselas y que nos permiten afrontar los próximos años con una base de recuperación que nos era imprescindible. Pero también supone el renacimiento de un sentimiento europeísta en el que los españoles siempre nos hemos sentido integrados.

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