Las grietas del Reino Unido

Carlos III llega al trono en un país agrietado por fisuras económicas, sociales y políticas que tienen su origen en el abandono del anclaje europeo

La espectacular liturgia que envuelve a la Corona británica va a echar durante estos días un manto de tradición y boato sobre el país en el que Carlos III llega al trono. Los actos que rodean el óbito y sepelio de Isabel II y la proclamación, y en su momento coronación, del nuevo rey nos habla de una monarquía que simboliza como muy pocas en el mundo la fuerza de la historia y su capacidad de unir a una nación en torno a unos principios. Pero cuando pasen estas semanas de duelo y expectación por el cambio de inquilino en el Palacio de Buckingham, el Reino Unido volverá a encontrarse ante una de las situaciones más complejas de las últimas décadas. La pérdida del anclaje europeo con la desastrosa jugada del Brexit está en el origen de las muchas divisiones que tendrá que contemplar Carlos III desde la altura del trono. Reino Unido es hoy un país agrietado por fisuras económicas, sociales y políticas de difícil abordaje. Apenas unas horas antes del fallecimiento de Isabel II se producía un nuevo cambio en Downing Street, dentro de la crisis interminable del Partido Conservador que ha dado lugar a relevos constantes y a que un primer ministro de las características de Boris Johnson dirigiera los destinos de un país que juega a ser una de las grandes potencias mundiales. Mientras, el Reino Unido vive una crisis económica que en los últimos meses ha disparado la conflictividad social hasta un punto que retrotrae a los tiempos de Margaret Thatcher. Por si todo esto fuera poco, Escocia amaga con un nuevo referéndum independentista que amenaza una cohesión nacional en permanente tensión desde el abandono de la Unión Europea. Es evidente que, por razones biológicas, Carlos III tendrá un reinado mucho más breve que el de su madre, pero tiene todas las papeletas para que sea más convulso y complicado. Desde su papel neutral y arbitral, al rey le queda una tarea complicada para volver a unir un país imprescindible para la estabilidad del mundo occidental y la preeminencia de sus valores.

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